DONDE LAS CALLES NO TIENEN NOMBRE

TIEMPOS REVUELTOSMERINO, MORENO, MORALES

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He de reconocer que hace un tiempo que no sigo al Xerez Club Deportivo con la pasión de antes. Un buen amigo, xerecista hasta la médula, me decía recientemente que a medida que vas cumpliendo años vas relativizando las cosas y te das cuenta de que el fútbol no es tan importante como pensabas. Aún así, no cabe duda de que la afición no desaparece del todo nunca. El Xerez nos ha dado muchos quebraderos de cabeza en esta ciudad, aunque también nos regaló con su ascenso a Primera División uno de los capítulos más felices de nuestra historia reciente. Ya sabemos lo que se siente al estar entre los mejores, en la élite. Ya sabemos cómo es recibir en Chapín al Real Madrid, el FC Barcelona, el Valencia o el Sevilla. Nos fuimos con la cabeza bien alta, con la sensación de que podría haberse conseguido el milagro de la permanencia si el 'Pipo' Gorosito hubiese desembarcado en el club un par de semanas antes. Y es por eso que las ganas de volver a la Liga de las Estrellas son aún más evidentes entre la sufrida afición azulina. El caso es que la temporada pasada, entre el descenso y la aburrida personalidad del entrenador y del equipo en su conjunto, se respiraba cierto desánimo. La competición transcurrió sin pena ni gloria, en la zona templada que tanta desidia produce cuando militas en la Segunda División de nuestro fútbol. Pero este año parece diferente. Es cierto que hay mucha gente desencantada o que no comulga con el perfil del entrenador que ha llegado al Xerez. Yo estoy en el extremo opuesto a ellos, y creo que cada vez más aficionados están en este lado. Creo que la contratación de Juan Merino como técnico del Xerez ha sido un acierto. El tiempo nos dará o quitará la razón. Estamos ante un hombre humilde, de nuestra tierra, buen conocedor del fútbol, profesional y con unas extraordinarias ganas de triunfar. Por lo poco que lo he visto y escuchado tengo el pálpito de que Merino, que habla muy clarito, no va a dejar pasar la oportunidad que le ha puesto en bandeja el Xerez de consolidarse en los banquillos. Me parece un entrenador ambicioso, con grandes capacidades y que, a poco que rueden bien las cosas, conectará de lleno con la afición. Otro punto a su favor lo constituye la presencia de Vicente Moreno como segundo entrenador del equipo. Merino ha tenido suerte en este sentido. No hay nadie que conozca mejor ese vestuario que el valenciano, el jugador que más veces ha vestido nuestra camiseta, el eterno ya capitán del Xerez. El tandem Merino-Moreno está condenado a funcionar. Estoy seguro de ello. El tercer punto a favor es el de los fichajes. Creo que Emilio Viqueira ha conseguido le mejor pesca posible para las posibilidades que tenía. No destacaré a ninguno de ellos, pero creo no equivocarme al decir que los nuevos futbolistas vienen a compensar la plantilla de manera muy interesante. De todas formas, la plantilla aún no se ha cerrado y seguro que nos dan alguna sorpresa más. Lo único que no me gusta de todo esto es la actitud que ha tomado Joaquín Morales. El empresario nazareno lleva meses en la sombra, medrando en favor de sus intereses y no pensando en la institución, intentando vender cueste lo que cueste el Xerez Deportivo, desestabilizando, cabreando a los de dentro, no aportando ni ideas ni soluciones ni, por supuesto, dinero. Es cierto que fue en buena parte uno de los responsables del ascenso a Primera, pero también fue uno de los grandes culpables del descenso al no confeccionar una plantilla de garantías por el hecho de gastar lo menos posible. A mí no me quedan claras las cuentas de la temporada en Primera División, desde luego, pero eso es harina de otro costal. El tiempo de Morales en el Xerez está más que agotado. Esperemos que se dé cuenta más pronto que tarde, y, lo dicho, que tengamos una temporada de éxito y nos vuelvan esas cosquillas en la barriga al ver a nuestro equipo tontear con un nuevo ascenso. El espectáculo está a punto de comenzar. Forza Xerez.