GRACIAS VICENTE

Ayer, cuando me despedí de un Vicente Moreno que nunca había visto -llorando a lágrima suelta-, tuve un microsegundo de vacío. Un pequeño espacio de tiempo en el que estrechaba mi mano con su mano y no sabía qué decirle. De repente mi mente se puso a dar vueltas y buscar entre los muchos recuerdos y las miles de imágenes en las que aparece Vicente y el Xerez Deportivo. Y casi sin pensarlo escuché como por mi boca salían solo dos palabras: «Muchas gracias». No podía decirle otra cosa. Y ahora lo vuelvo a repetir. Mil gracias don Vicente por todo lo que nos has hecho vivir, por tu incansable entrega y por tu profesionalidad. El Xerez te debe muchísimo y los azulinos soñadores aún más porque tú le has regalado una historia romántica, una leyenda que ha tenido como protagonista a un tremendo luchador. En estos momentos no he hecho cálculos de cuántos partidos has disputado finalmente -ya te lo preguntaré, porque seguro que los tienes perfectamente controlados-, pero los más de 400 encuentros que acumulas a tus espaldas, aquel impresionante tanto en San Mamés o el día que tú solo fuiste capaz de remontar el partido en el que celebrabas tu mágica cifra de partidos son algunos de los detalles que ya están escritos con letras de oro en la historia de un equipo que siempre irá de la mano de tu nombre.

Por otra parte, creo que ya ha llegado el momento. Ahora que ya no te podré criticarte tengo que reconocerte que eres uno de los pocos futbolistas que he tenido idealizado. Quizás por eso, a la hora de valorar tus actuaciones haya sido especialmente crítico y no perdonara el más mínimo descuido. Cierto es que tú tampoco me has perdonado demasiado, pero por suerte siempre me he topado con un hombre que se viste por los pies y que siempre ha dicho las cosas a la cara. Sinceramente, muchas gracias Vicente, pero por suerte la leyenda no termina aquí. Solo es un punto y seguido. Así que mucha suerte en tu nuevo caminar.