Economia

INSISTE

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El gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, insiste en sus tesis tradicionales. Considera imprescindible que los rigores de la disciplina fiscal alcancen a las autonomías, de la misma manera que atenazan ya al Estado. Y recomienda también que, junto con los límites del déficit, se imponga la contención del gasto, de manera que, cuando la coyuntura se revierta y lleguen las alegrías recaudatorias -algún día lo harán-, se destinen los excesos de ingresos a robustecer la situación financiera y no a las complacencias del político de turno

Como la idea es buena, ya puesto, se regodeó en la suerte y advirtió que, de haberlo hecho antes, cuando el viento soplaba de popa, no estaríamos ahora relamiéndonos las heridas por las que se desangran los presupuestos en España. Suena a reconvención maternal, pero es cierta.

Pienso que, además de cierta, es una idea admitida ya con carácter general, pues de alguna manera hay que ponerle coto al desmadre actual de la deuda soberana. Donde pueden aparecer discrepancias es en la forma de aplicar el castigo al que sobrepase los límites. Fernández Ordóñez propone establecer multas, pero reconoce que los mecanismos necesarios para imponerlas no son fáciles. En efecto, lo malo de las multas es que castigan al infractor, pero agrandan la infracción, ya que, como es lógico, el pago de las mismas aumentará el desequilibrio de los gastos.

Como estoy de buen humor, le regalo una sugerencia al máximo responsable del Banco de España. ¿Por qué no se obliga al gobernante que supere los límites de gasto a disolver el Parlamento, estatal, autonómico o municipal, y convocar elecciones en el ejercicio inmediatamente siguiente al del incumplimiento? Resultaría muy disuasorio, pues ya saben que los políticos acostumbran a respetar más a la poltrona que les sostiene que a la ortodoxia financiera que les imponen. Así nos va, claro.