SAN JORGE Y EL DRAGÓN

Jorge Valdano es otra vez historia en el Real Madrid. Al menos, hasta que Florentino Pérez decida que su apuesta por José Mourinho es un suicidio colectivo para una entidad como la que presuntamente preside. El portugués ha sido el dragón que ha devorado a un argentino que, curiosamente, ha salido muy bien parado entre los medios de comunicación, cuando tengo la sensación de que si el técnico es un cáncer para su club, el hasta ahora director general era un tumor maligno. La figura de Valdano no me merece ningún tipo de consideración positiva. Representa esa figura preponderante en una España en la que la mayoría de la población sufre para llegar a final de mes, pero en la que tipos como él mantienen un nivel de vida que choca frontalmente con la crisis generalizada que se sufre en todo el mundo. Sueldos como el suyo ayudan a que la economía explote porque no hay sistema financiero que aguante a un centenar de pavos como éstos viviendo del cuento. Solo basta con pensar en el finiquito que le ha quedado, una cantidad de euros con la que podrían mantenerse confortablemente medio centenar de familias españolas durante más de un año. Y todo a cambio de aparentar que sabe muchísimo de fútbol (su currículum como técnico indica lo contrario) y que es capaz de llenarte una hora de programación con un verborrea hueca de contenido, pero espectacular en su continente. Jorge Valdano ha acabado pagando muy caro sus comentarios despectivos, como articulista muy bien remunerado, hacia quien ahora manda más que nadie en el club merengue y el que se atreva a toserle ya está en la calle. Por esa misma puerta que ha abierto bien harían en desfilar otros personajes como Pardeza o Butragueño, pues aunque el primero sea todo un experto masticando chicle y el segundo se defienda hablando en inglés, tampoco tienen cabida en la guarida de este dragón.