PAN Y CIRCO

TRISTE CENTENARIO

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Resulta demagógico hablar a estas alturas de la crisis económica del Cádiz, de las fatiguitas que están pasando en la tesorería del club para poder cuadrar las cuentas. El cadismo está pasando un mal momento y en lo deportivo la cosa todos sabemos como está. Al principo de temporada el reto ineludible era quedar primeros, aunque ahora a lo máximo que aspiremos sea a ser cuartos del grupo cuarto y después conseguir la hombrada de superar tres eliminatorias.

En esa tesitura inicial del curso 2010-2011 llegaba la celebración del centenario, un centenario que coincidía con un Cádiz-Murcia. Al menos en eso tuvimos un poco de suerte, ya que los pimentoneros son el equivalente de los amarillos en la categoría de bronce, un histórico venido a menos y que en la pasada campaña descendió en el último minuto, sufriendo la misma crueldad que padeció el submarino hace tres temporadas. Esa primera semana de septiembre se dieron a conocer todos los actos conmemorativos de la efemérides y a priori no había grandes eventos, más bien todo se caracterizaba por una cierta mediocridad y el objetivo era salvar el expediente más que otra cosa. Uno de los momentos estelares era el partido que enfrentaría a un combinado de viejas glorias nacidas en Cádiz contra otro compuesto por peloteros extranjeros que vistieron la elástica amarilla y que se escenificó anoche en Carranza. Ver sobre el césped a gente como Kiko, Dertycia o Carvallo es un placer para paladares selectos.

Mágico anunció que vendría pero luego se descolgó pidiendo otra serie de cosas. A propósito del salvadoreño, su fama de bohemio e imprevisible, el primer día hace gracia, el segundo un poco menos y al cuarto ya incluso molesta. Al parecer quería que le pagaran la estancia. Y de eso ni mijita, que aquí lo mejor es que las viejas glorias vengan y se vayan pronto. Vamos, que no se queden hasta el domingo. Y es que ese día volvemos a jugar contra otro equipo murciano, pero en este caso el Caravaca. ¡Qué cruz!