Editorial

Convención unitaria

La reunión de Sevilla muestra a un partido que evita disputarse los frutos del éxito

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La convención que el PP celebra este fin de semana en Sevilla ha permitido a Mariano Rajoy realzar el clima de unidad que viven los populares en un ambiente de optimismo, teniendo en cuenta los pronósticos electorales que aseguran su triunfo, tanto en los comicios municipales y autonómicos del 22 de mayo como de cara a las próximas generales. Descontado el paulatino declive de las perspectivas socialistas, el PP corría el riesgo de acabar enfrentándose a sí mismo, avivando las diferencias que puedan mantener sus dirigentes más significados. La reunión de Sevilla ha mostrado la imagen de un partido que evita disputarse internamente los frutos del éxito antes de alcanzarlo. Ni siquiera la crisis desatada por Álvarez-Cascos en Asturias ha podido merecer más calificativo que el de muy leve después de que mostrara su propósito de competir por la presidencia de dicha comunidad autónoma en contra del PP. Pero la convención de la unidad ha sido también la cita en la que Mariano Rajoy ha advertido a su partido de que, aun triunfando electoralmente, deberá afrontar las dificultades que España arrastra a causa de una crisis de la que solo cabe salir a base de un esfuerzo ingente y en un tiempo prolongado. A medida que se acerca la fecha crucial en la que los populares se encontrarán ante la probabilidad de regresar al gobierno de España, la responsabilidad que entraña dicha empresa tiende a moderar el perfil opositor de un partido que seguramente tendrá que resolver problemas muy parecidos a los que han atenazado a Zapatero. Rajoy ha logrado mantener íntegra la herencia que recibió de Aznar de un centro-derecha unido por primera vez en la historia democrática española. Pero el prematuro anuncio de una victoria segura sitúa al PP ante la responsabilidad de gobernar bastante antes de que tenga la oportunidad de acceder al gobierno. En estos meses no le será suficiente con proclamar como ineludible la alternancia. Mariano Rajoy sabe que mientras tanto deberá demostrar que cuenta con una política alternativa disponiéndose a evitar que las cosas empeoren durante el mandato de Zapatero.