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Argelia aviva la llama de la violencia con la subida de precios

RABAT. Actualizado: Guardar
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Los violentos enfrentamientos que sacuden las calles de las principales ciudades argelinas desde el pasado miércoles se han cobrado ya al menos dos muertos y más de 400 heridos, entre ellos 300 policías. Mientras que la capital, Argel, parecía recobrar ayer en parte la calma, nuevos enfrentamientos entre jóvenes que protestan por las subidas de los precios de algunos productos básicos y la Policía estallaron en la región de la Cabilia, una zona sensible a la violencia ya que esconde a gran parte del terrorismo integrista que opera en el país.

La vertiginosa subida de los precios de algunos productos de primera necesidad, especialmente el azúcar y el aceite, que han duplicado su valor en los últimos meses ha sacado a miles de argelinos a protestar en las calles. Se trata de manifestaciones que, en su mayoría, han acabado de forma violenta, con barricadas improvisadas, edificios oficiales incendiados y comercios y sucursales bancarias saqueadas.

Al alza de los precios se suma la desesperanza de los jóvenes que no encuentran empleo ni expectativas de futuro en uno de los países más ricos del Magreb, pero donde la pésima gestión gubernamental impide que la riqueza procedente de la industria de hidrocarburos del país se redistribuya. Argelia, cuya población tiene una media de edad de 27 años, cuenta con un 25% de paro, según organizaciones independientes, aunque la cifra oficial se sitúa en el 10%.

Argelia reconoció ayer las primeras dos víctimas mortales en los enfrentamientos, según informó el ministro de Interior, Daho Uld Kablia, a los medios del país. Una de ellas es Azzedine Lebza, un joven de 18 años que fue tiroteado el pasado viernes por los agentes al intentar entrar por la fuerza en una comisaría en Ain Lahdjel, en la región de M'Sila, a unos 300 kilómetros al sur de la capital.

La segunda víctima es Akriche Abdelfattah, de 32 años, que murió a unos 50 kilómetros al este de Argel al ser golpeado en la cabeza por un bote de gas lacrimógeno lanzado por los antidisturbios.