Un trabajador cae durante los momentos de mayor tensión ante la sede provincial del PSOE. :: A. V.
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La violencia de los choques con la Policía irrumpe en el conflicto de los ex Delphi

Las protestas provocan enfrentamientos directos por primera vez en 35 días de manifestaciones casi constantes

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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El que ha visto una paliza de verdad, tiembla ante un solo puño levantado. Los gaditanos, de distintas edades, deben de ser de los españoles que más algaradas entre trabajadores y policías han contemplado en los últimos 30 años. Quizás Vigo, Sevilla o Bilbao tengan experiencia similar. No más.

Por eso, los escasos tres minutos de violencia y carreras de ayer tienen un significado especial. Porque todos saben lo que viene. Cien veces fue visto con Astilleros Españoles (o sus nombres nuevos).

El conflicto de los ex trabajadores de Delphi pendientes de recolocación, abandonados finalmente por la Junta que les prometió un empleo, se radicalizó durante unos segundos ayer. No más de 200 o 300. Suficientes para marcar una fase nueva en una batalla enquistada, la de 600 ex operarios que piden el compromiso laboral que les firmaron contra un Gobierno que dice que ya no puede ser. Todo comenzó sobre las diez y media de la mañana en la capital gaditana. Unos 150 manifestantes se concentraron en el edificio Anteojo de la Alameda Apodaca, con varias sedes autonómicas. Volaron huevos y algún objeto menor contra oficinas de varias consejerías. A su paso quedaron carteles que señalaban a Juan Bouza (delegado de Empleo) además de bolsas de basura abiertas. Llega la Policía y hay algunos lanzamientos contra uniformes. Primer amago de enfrentamiento. Llegan a acorralarlos. Haya paz.

Los concentrados, ya unos 200, cruzan la plaza de Mina camino de la sede del PSOE en San Antonio. Les siguen tres miembros del Cuerpo Nacional de Policía que, ya diez minutos antes de los incidentes, reclamaban por radio refuerzos de forma audible en plena calle. Al llegar al PSOE, los lemas se endurecen. Caen varios objetos. Un golpe fuerte, un huevazo, un manifestante se acerca al retén de siete antidisturbios que ya protege la sede socialista. Recibe un porrazo para que se vaya, otro manifestante le defiende y el pequeño estallido se produce. Son las 11.38 horas, apenas han sido dos empujones, tres amagos de codazo y porrazos, pero ya queda poca paciencia por ambas partes. Suenan los primeros disparos de bolas de goma.

Carreras por la plaza de San Antonio. Una silla que vuela, un coche de la Policía con la luna rota, persecuciones, insultos desde la esquina, minutos, pero la sensación de que se ha liado. Un hombre con un ojo sangrando, otro en el suelo, dos o tres contusionados, reproches a la Policía, señoras mayores en los portales y llamadas al móvil: «¿Dónde estás? Aquí hay lío, no vengas».

El tráfico de acceso a la zona, por Buenos Aires y Zaragoza, quedado cortado. Área cerrada. Atascos en el centro. La Policía protege Diputación, donde se iba a celebrar una reunión ya cancelada. Antes de que transcurra media hora, vuelve la normalidad. Cierto rastro, algún destrozo. Suciedad. Muchos comentarios para la sensación de que el conflicto ha cambiado de escenario. A partir de ahora, hay violencia entre la Policía y los de Delphi.

Reacciones

El líder del PSOE provincial, Francisco González Cabaña, aseguró ayer no entender que «si se sabe que hay una reunión a la una y media, se provoque una situación de conflicto una hora antes. Eso no es normal. La ruptura de la convivencia no le hace bien al colectivo de Delphi. Lo que le hace bien es el diálogo». Respecto a los enfrentamientos, aseguró que los «lamenta mucho. Nunca es bueno que la Policía deba intervenir pero para garantizar ese orden público, en algún momento tienen que hacerlo. No es lo que debería ocurrir».

El portavoz de CC OO, Francisco Cárdenas, que resultó herido en el hombro como consecuencia del impacto de una pelota de goma, calificó como «desmedida» la actuación policial. Antonio Montoro, de UGT, tachó de «masacre policial» lo ocurrido: «Exagerada e impropia, con disparos a bocajarro».