Sociedad

Nace la manzanilla de autor

El bodeguero Antonio Barbadillo Mateos crea un nuevo sistema para comercializar vinos de alta gama de varias bodegas andaluzas que seleccionará bota a bota

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El bodeguero Antonio Barbadillo Mateos crea un nuevo sistema para comercializar vinos de alta gama de varias bodegas andaluzas que seleccionará bota a bota, creando embotellados exclusivos y de corta tirada unificados bajo una marca propia: 'Sacristía AB'. Cuando hablas con él llegas a creer que los vinos tienen alma...a lo mejor es así. Sanluqueño, 47 años. Desde su casa en la calle Sevilla se ve el río Guadalquivir y como primer plano, las bodegas. No sabe muy bien cuándo pisó una por primera vez. Seguramente no tendría ni un año cuando su padre, Antonio Barbadillo, 'Toto', como lo conocía todo Sanlúcar, lo llevó a una. Afirma que es un apasionado de los vinos del marco, que le gusta «seguir su evolución en las bodegas, analizarlos hasta el mínimo detalle y, evidentemente, beberlos». Hace ya dos años que no está en la empresa que creó su padre, Barbadillo, y ahora ha decidido emprender aventura propia con su mujer y sus cuatro hijos, con un original proyecto destinado a comercializar vinos generosos andaluces de gran calidad, que avalará con su propia firma «porque serán selecciones muy personales mías. Podrán ser de bodegas diferentes, porque la idea es buscar tesoros escondidos y sacarlos a la luz para que los conozcan los aficionados pero con una marca que los unifique». Antonio Barbadillo Mateos se define como «aprendiz de bodeguero», aunque cuando se habla con él habría que decir que por lo menos ha ascendido ya a capataz. No le disgusta ese nombre. Dice que le gusta más que el de enólogo. Ha estudiado todos los detalles del vino, está preocupado por el futuro de los de la zona que considera «únicos» y de ahí que quiera aportar su grano de arena al sector creando esta nueva forma de comercialización, una fórmula en la que hasta ahora tan sólo ha trabajado el equipo Navazos, un grupo de especialistas en los jereces que también ha comercializado, en pequeñas tiradas, vinos muy escogidos del marco. La idea de la familia Barbadillo Gálvez es más empresarial ya que han creado una página web y una infraestructura para vender los vinos que llevarán su marca, Sacristía AB. Los vinos de sacristía son los mejores vinos de cada bodega. Lo de AB es por que de alguna manera Antonio Barbadillo quiere que los vinos que vayan bajo la marca lleven su sello, una especie de compromiso personal con el cliente por el cual este sepa que han sido especialmente escogidos «por un apasionado de ellos». El logotipo de la marca las letras A y B pintadas de tal forma que reproducen 3 botas ha sido creada por su hijo Antonio, 27 años y diseñador gráfico, mientras que otro de sus hijos, Alvaro, de 24 y licenciado en Marketing y Dirección de Empresas, se ha encargado de diseñar junto a su padre, la estrategia empresarial a seguir. En el proyecto también participan Mari Ángeles Galvéz, la esposa de Antonio, y sus otros dos hijos, Andrés, de 21 y Alejandro de 18. El primer producto que han sacado a la venta es una manzanilla «en rama». Con este nombre se conoce en el argot a los vinos que no son tratados químicamente para ser embotellados y se venden tal como estaban en la bota. No es una manzanilla de las habituales en el mercado, puntualiza Barbadillo Mateos. Para seleccionarla se ha recorrido una por una todas las botas de las soleras de la bodega sanluqueña Sánchez Ayala, la que ha escogido para este primer lanzamiento por la calidad de lo que ha encontrado en ella. A las que le gustaron más le fue poniendo una raya con tiza blanca, como mandan los cánones y a otras, una cruz. El segundo paso fue decidir cuantas arrobas, la medida tradicional para el vino, de cada bota formarían parte de la primera saca (el primer embotellado) de Sacristía AB. De alguna manera, Antonio Barbadillo está aplicando a la manzanilla la misma forma de actuar que se utiliza para elaborar los vinos de autor, en los que los enólogos deciden de forma muy personal que porcentaje de cada variedad de uva utilizan para construir su producto. Barbadillo señala que de esta forma se obtiene «una manzanilla única, muy personal, hecha a mi gusto y que será siempre diferente porque no siempre se combinarán las mismas botas y los mismos porcentajes de cada una de ellas y tampoco tenemos porqué repetir bodega». La idea de Sacristía AB es hacer cuatro embotellados a lo largo del año, uno por cada estación. El vino se embotella sin ningún tratamiento y lo único que se hace es enfriarlo a 5 o 6 grados para hacer que las partículas que hay en el líquido se vayan abajo, nada más». Barbadillo señala que los clientes encontrarán en la copa una manzanilla con más color, a veces un poco turbia, pero considera que así se toma el verdadero producto que se ha criado en la bodega, sin ninguna alteración. El bodeguero ha escogido también una manzanilla de larga crianza, calcula que 8 o 10 años de media, (más del doble que algunas de las que se comercializan en la actualidad) lo que hace que sea un vino más estable y con más sabor. Recomienda que se tome en una copa amplia, no en catavinos, a una temperatura enrtre 8 y 12 grados, no excesivamente fría, para apreciar mejor los matices del vino. El vino se comercializará en medias botellas, la mitad de tres cuartos de litro, y con el sello del Consejo Regulador. Barbadillo recomienda beberla «pronto, en la misma estación que se ha embotellado porque para eso hacemos varias sacas, para que se puedan apreciar al máximo sus características. Pero eso no quiere decir que luego el vino se estropee. Siempre que esté almacenado en buenas condiciones, sin calor y sin humedad cerca y en sitios donde la temperatura no tenga grandes variaciones, el vino evolucionará y obtendrá otros matices diferentes, pero eso no implica que se eche a perder». En principio tan sólo se han embotellado 6.000 unidades de manzanilla que saldrán al mercado en torno a los 12 euros de coste la botella. El bodeguero es consciente de que no es un «vino para todos los días, es un vino para disfrutar, porque esta es la línea que queremos llevar». La idea es sacar en 2011 ya las cuatro sacas de la manzanilla e ir añadiendo otros vinos a la colección, como un amontillado, un oloroso o un palo cortado. Pueden ser, cada uno, de bodegas diferentes ya que lo que se busca «es la excelencia, vinos de gran calidad». La otra novedad del proyecto es que no se circunscribirá a la denominación de origen Jerez-Manzanilla sino que también quieren comercializar otros vinos generosos de bodegas pertenecientes a otras denominaciones andaluzas como Montilla Moriles. La finalidad es «prestigiar estos vinos únicos que sólo se hacen aquí y como son diferentes también deben de ir a un mercado diferente, quizás menos numeroso pero si interesado por el producto y que sabe apreciar todo el trabajo y la tradición que hay detrás de una botella».