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LA SILLA Y LA MONTERA

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Sobre el respaldo de una de las pocas sillas vacías que quedan en Estocolmo pusieron el diploma y la medalla de Liu Xiaobo. El llamado 'Gandhi chino' no pudo recoger su Premio Nobel, pero su ausencia estaba justificada: está en la cárcel. Su país ha calificado la ceremonia de «farsa política» y en vez de ponerle laureles en la frente le han puesto más guardianes a la celda.

Simultáneamente, el gran Vargas Llosa, que es un español universal y 'amoris causa', se ha llevado una montera a Suecia. No una cualquiera, sino la de Curro Romero. ¿Cómo agradecerle su reivindicación de la llamada fiesta nacional? Ahora nos quieren aguar la fiesta, además de dejarnos sin fumar y él, que profesa un auténtico liberalismo, defiende incluso el derecho que tenemos todos a equivocarnos en nuestros gustos y opciones. El caso es tenerlos, cuando no perjudiquen al prójimo, que siempre es el próximo aunque esté lejano.

Cuando se juntan la tenacidad con el talento los resultados son asombrosos y Vargas Llosa reúne ambas infrecuentes donaciones.

Quizá ni sea un genio, ya que hay que dejarle ese título a Shakespeare, a Kafka, a Flaubert y a otras pocas criaturas galácticas que condescendieron a pasar una temporada en este absurdo planeta. Según Amiel, que también era un tío aro, una persona de talento es alguien que puede hacer lo que no hace una persona normal y un genio es el que hace lo que no puede hacer una persona de talento. Picasso y Borges eran genios. Por poner ejemplos contemporáneos. ¿Qué habrán pensado los miembros de la Academia Sueca al ver una silla vacía? La montera no compareció en el solemne acto, pero los fotógrafos la retrataron la víspera, con todo lo que tiene de enjambre y de pájaro capaz de volar por los tendidos en los brindis.