Sociedad

OBRAS DE ARTE EN LA OFICINA

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En el Palacio Provincial y otros edificios de la Diputación, los funcionarios trabajan en un escenario insólito. Entre ordenadores, escritorios, pilas de libros, percheros y calendarios, lucen cuadros abstractos, tapices, dípticos coloristas y fotografías de artistas de primer nivel. No todo el mundo tiene el lujo de llevar a cabo sus tareas diarias delante de un par de instantáneas originales de Camarón tomadas por Alberto García Álix o echar un vistazo a los periodicos del día junto a piezas de arte contemporáneo que se cotizan por varios millones en el mercado de arte. Resulta extraño ver cómo decenas de administrativos y secretarios revuelven papeles, aprueban presupuestos y consultan su correo electrónico en el marco de este museo improvisado. Yes que las obras que atesora la colección de la Fundación Provincial de Cultura –en torno a las 250 piezas–, los fondos de arte contemporáneo más importantes de la provincia, no disponen de un lugar adecuado para su puesta en valor. A la espera de que se haga realidad una de las mayores reivindicaciones de la Fundación que dirige Antonio Rodríguez Cabañas, la creación de un museo o un centro de arte contemporáneo, las piezas llenan las paredes del edificio de Rivadavia, el Palacio, el edificio Roma y las oficinas de San Antonio, 3, donde se ubica el despacho de Rodríguez Cabañas.

Hace años que la Diputación se enfrenta a este problema logístico. «No nos tiene que limitar el espacio a la hora de adquirir obras, pero necesitamos un lugar que dignifique la colección, donde la gente pueda disfrutarla», apunta el director de la Fundación en su despacho, donde conviven un cartel de Costus, una enorme fotografía de Dionisio González y otra del gaditano Juan Carlos González-Santiago. «En principio pensamos en Valcárcel, incluso teníamos algunas ideas y el edificio nos gustaba mucho pero se vio más oportuno hacer una inversión de otro tipo», reconoce Rodríguez Cabañas, pero añade: «ahora, la pelota vuelve a estar en nuestro tejado, aunque el momento es poco favorable».

Según Eduardo Rodríguez, el responsable de la colección y gestor cultural de Diputación, lo que está claro es que «al turismo de sol y playa hay que darle otras cosas. Hay ciudadades que apuestan por el turismo cultural y el arte, no hay que olvidar, genera riqueza, sólo hay que echar un vistazo a los casos de Egipto o Italia».

El origen de estos fondos se remonta a los años 80, cuando se creó el Certamen de Arte Andaluz de Vanguardia, un evento de ámbito nacional que luego pasó a llamarse Aduana. En 1999, año en que dejó de celebrarse, el número de piezas adquiridas por la administración provincial ascendía a 126, más o menos la mitad de las que integran los fondos actualmente. A partir de entonces, la colección iría creciendo a través de compras en ARCO y donaciones de los artistas. Según Rodríguez Cabañas, es «a raíz de la apertura de la sala Rivadavia en 1997» cuando los fondos empiezan a tener más prestigio.También las retrospectivas incorporan piezas de artistas de primer nivel como Chema Madoz, Chema Cobo, Lita Mora o Antonio Rojas.

El objetivo de Rivadavia siempre fue ceder un espacio a los jóvenes creadores, de la provincia y de fuera. Artistas como MP&MP Rosado o Juan Francisco Casas han alcanzado un gran reconocimiento tras su paso por la sala gaditana.

También, hasta la llegada de la crisis, Diputación solía comprar obras en ARCO, bien de artistas de Cádiz o de fuera. Una de sus adquisiciones más célebres fue la fotografía de Pierre Gonnord, ‘Moisés’, que representa a un niño con el torso desnudo con una gallina en las manos. Es la imagen que preside el despacho de la diputada de Cultura, Ana Mosquera. «Es una de nuestras joyas, se la compramos a Juana de Aizpuru, la primera directora de ARCO», que trabaja, entre otros, con García Álix o Cristina García Rodero. La pieza costó «alrededor de 10.000 euros», pero su valor ha aumentado considerablemente.

El compromiso de Diputación con el arte de vanguardia no se limita a su colección. Además de adquirir obras de gran calado, la administración provincial trae a Cádiz exposiciones novedosas y representativas de las últimas tendencias en artes plásticas. Entre las muestras de mayor éxito, la de Camarón. «Esto parecía una peregrinación, tuvimos que doblar la seguridad. Además, los carteles que hicimos, volaron, y nos enteramos que se vendían en la cárcel». También las ha habido polémicas por su contenido sexual como las de García Álix o Pérez Villalta. Pero los escándalos no acaban ahí. Fue sonado el robo de una escultura por una pareja que utilizó a su hijo para entretener a la encargada o la mujer que estrelló contra el suelo una figura de Marilyn Monroe crucificada. Yes que el arte moderno siempre tendrá sus detractores.