TRES MIL AÑOS Y UN DÍA

INCÓGNITAS GADITANAS PARA UN GOBIERNO EN MUTACIÓN

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La mutación, durante esta semana, del nuevo Gobierno de la nación y sus repercusiones en la Junta de Andalucía, plantean algunas incógnitas sobre la provincia de Cádiz y aledaños. Empezando por quien asumirá la tutela final sobre el Consorcio del 12, si Ramón Jauregui, ministro de presidencia, o Alfredo Pérez Rubalcaba, a quien habrá que ir buscando un disfraz de supermán para los próximos carnavales, ya que a los cargos de vicepresidente primero, ministro del Interior y portavoz, suma el de diputado por esta circunscripción electoral. Aunque el Consorcio en sí es un ente autónomo con la participación de la administración estatal, autonómica y local, que elige a su vez a su propio presidente, otra cosa es la comisión nacional del mismo. Hasta ahora, venía siendo Pérez Rubalcaba quien afrontaba ese cometido y quizá pudiera seguir siéndolo, como sería lógico por su extracción como diputado, siempre y cuando se modificara el decreto de estructura que, hoy por hoy, colocaría al frente de la misma al ministro de Presidencia. Nada parece que vaya a variar en materia de infraestructuras tras el relevo en la consejería de Obras Públicas. La salida de Rosa Aguilar y su sustitución por Josefina Cruz Villalón tan sólo arroja unas incertidumbres menores en cuanto a las infraestructuras previstas para la provincia, antes y después del 12. Por ejemplo, ¿seguirá adelante la nueva consejera con el proyecto de la Casa de los Periodistas, acordado con la Asociación de la Prensa? Nada hace pensar lo contrario. Por su parte, Trinidad Jiménez al frente del ministerio de Asuntos Exteriores seguirá asumiendo probablemente las directrices marcadas por su predecesor, Manuel Angel Moratinos, al menos en lo que se refiere a la cuestión de Gibraltar. De hecho, poco antes de su destitución y apenas veinticuatro horas después del festejo gibraltareño en Londres, el ministro principal del Peñón, Peter Caruana, arrió su rechazo al Foro Tripartito y se anunciaba formalmente la convocatoria de una nueva ronda de conversaciones sobre los aspectos más importantes del histórico contencioso, que no dejan de ser los que afectan a la vida cotidiana de los habitantes de un lado y otro de la Verja. Manuel Chaves, por su parte, se ha visto reforzado en el gabinete, al tiempo que parece estar restañando las heridas con su sucesor José Antonio Griñán. En cualquier caso, todo apunta a que cada vez se encuentra más alejado del guirigay interno del partido y, muy especialmente, de la posición que juega Francisco González Cabaña, a la sazón secretario general del PSOE provincial, alcalde de Benalup, coordinador de la campaña de las municipales y presidente de la Diputación. González Cabaña intentó inútilmente que la ejecutiva regional sancionara a José Luis Blanco por sus manifestaciones de esta misma semana, pero sólo encontró la callada por respuesta, más otra bofetada sin mano por parte del presidente de la Junta de Andalucía durante su visita a Jerez, en la que apoyó abiertamente la candidatura de Pilar Sánchez: cuando antesdeayer, el propio ZP hablaba de respaldar a todos los candidatos socialistas, ¿no parecía que estuviera mentando especialmente a la alcaldesa jerezana con quien mantiene excelentes relaciones? La tocata y fuga de Zaragoza Urbana del proyecto de hotel de lujo a tutiplén en Valcárcel ha acentuado aún más la soledad de González Cabaña, que en cualquier caso tendrá que pasar el Rubicón de las municipales para no volver a ser presidente de la Diputación gane quien gane en los ayuntamientos gaditanos. Pero en lo que se refiere a la provincia gaditana quizá lo más llamativo de la remodelación gubernamental realizada por José Luis Rodríguez Zapatero sea la eliminación del ministerio de Igualdad que titulaba la alcalaína Bibiana Aido, quien pasa a ser secretaria de Estado de lo mismo en el ministerio que ahora dirigirá Leire Pajín, a quien por cierto el sanedrín masculino del PSOE se ha quitado de en medio reforzando la posición interna de Pepe Blanco, que no tiene nada que ver ni con José Luis ni con Coco. Bibiana Aido decidió seguir en la brecha para intentar salvar los restos del naufragio del que había sido uno de los mascarones de proa del propio ZP durante esta legislatura. Mientras el Presidente del Gobierno prosigue con su harakiri programático, que empezó con la reforma laboral y puede acabar con el rosario de la aurora con el acuerdo sobre pensiones, la ex ministra gaditana podría haber dicho que no y seguro que no le habrían faltado ofertas laborales de enjundia. Se quedó por disciplina y por convicción, por más que la caverna seguirá moliéndola a palos ahora con su cómplice Pajín a la que ya saludó el alcalde de Valladolid con un exabrupto machista muy a la moda de los últimos tiempos políticos y periodísticos pero que huele más a chiste chusquero de cuarteles que al realismo sucio de Raymond Carver. Ojalá que, desde esa Secretaría de Estado, pueda sacar adelante uno de sus proyectos más ambiciosos, el de la Ley de Igualdad de Trato que puede levantar tantas o más ampollas que la de Salud Sexual y Reproductiva. El misterio, en este sentido, no pesaría tanto sobre la suerte de Bibiana Aido si no por qué Rodríguez Zapatero ha liquidado el ministerio de Igualdad, una conquista baratita y emblemática de su actual mandato. Quizá sea muestra de su repentino respeto a las resoluciones parlamentarias. O el precio del blindaje del pacto con PNV y Coalición Canaria y forme parte de la agenda oculta de dichas negociaciones. Pero suena a que le hace demasiado caso a los editoriales y a las tertulias de la ultratumba.