Editorial

Al-Qaida: tan lejos, tan cerca

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Los atentados de Al-Qaida en el Magreb (Argelia, Marruecos, Mauritania, Túnez) no son, por fortuna, muy frecuentes y los esfuerzos de los servicios de seguridad, muy eficaces y rigurosos, están conteniéndolos. Pero un goteo de incidentes, singularmente los ataques contra policías y soldados en Argelia y la industria del secuestro en Mauritania, prueba que la lucha está lejos de ser ganada. No es seguro que la importación de Al-Qaida en el área no se habría producido sin el proceso argelino propiamente dicho, tras el golpe militar anti-islamista que abrió una guerra civil de facto a puerta cerrada. Pero que en los otros países citados no haya procesos político-sociales semejantes tiende a indicar que no: los grupos salafistas, residuales o de nueva planta, terminaron por dar voluntariamente su adhesión a Osama Bin Laden y se convirtieron en la franquicia regional del área: Al-Qaida en el Magreb Islámico. El peligro es muy grande y ha suscitado una respuesta que incluye la creación por Washington de un 'Comando Africa' monográficamente destinado a reforzar a los gobiernos locales y entrenar en la lucha terrorista a sus fuerzas de seguridad. Los resultados están siendo buenos, pero reforzar el combate es, singularmente para los países del sur de Europa, una prioridad. España participa de tales esfuerzos y debe redoblarlos.