EL RAYO VERDE

EL AMIGO BANQUERO

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El Banco de España dio con la puerta en las narices el viernes, tras una larga tarde-noche-madrugada y mañana de suspense, a Unicaja, a Cajasol, a Griñán, a los partidos andaluces, a los sindicatos y a cuantos esperaban que la cordobesa CajaSur fuera adjudicada a la entidad de ahorro malagueña, que había presentado una oferta vinculada a CajaSol tras fracasar su intento de absorción. El 'jarro de agua fría', más político que financiero, fue contundente, por más que los responsables autonómicos de la operación temieran, 'sotto voce', que sucediera lo que al final pasó: ganaron los vascos de la BBK. Griñán mandó hasta última hora mensajes claros de que debía «restablecerse el orden ilógicamente perturbado», que Andalucía necesita una entidad que piense en los intereses de la región, que había un consenso insólito a favor de la postura andaluza, pero fue en vano. El presidente de la Junta no tenía más remedio que correr el riesgo de quedar desairado. Expuso mucho, y lo sabía, al tomar las riendas de la defensa de la operación, en vez de dejar el plano a su consejero de Economía, pero no le quedaba otra que poner toda la carne en el asador para que Córdoba no se saliera del mapa que había trazado, como ya lo había hecho CajaGranada. Se trataba de conseguir una entidad fuerte y con cohesión territorial, pero también un prestamista cercano y amistoso para la deuda andaluza, que ha de colocarse en el mercado libre sin paliativos, mientras otras comunidades, como Cataluña, consiguen buenos precios para su dinero en sus cajas amigas, como la Caixa.

Por si acaso, el presidente de la Junta expuso el argumento de que la gran operación de 'caja única' es la de Unicaja y CajaSol, con la caja de Jaén, ya integrada en la malagueña. Ahora deberá salir adelante, y pronto.

Lo sucedido es malo para los andaluces, según reconocen a uno y otro lado del espectro político. Sorprende que el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, no oyera el acuerdo logrado entre Griñán, Arenas y Valderas, con la incorporación de los sindicatos. Es probable que fuera porque BBK es la mejor oferta. La economía tiene sus razones, implacables, y el dinero carece de corazón y de patria, está claro. Pero en los mentideros se atribuye la decisión del todopoderoso «mafo» no sólo a un cierto distanciamiento del presidente de Unicaja, Braulio Medel, sino a una intención de re-vertebrar España en el mapa de las cajas, de trazar una red de entidades de ahorro que no atienda al reparto autonómico, sino que mezcle territorios de diversas comunidades. En cualquier caso, se ha ganado el rencor del aparato socialista andaluz, que no entiende las decisiones de este antiguo socialdemócrata que ha llegado a propugnar la salida de «los políticos» de las cajas con Rodrigo Rato sentado en primera fila del auditorio. Aquí, que rendimos sin combate, años ha, la Caja de Ahorros de Cádiz a Unicaja, podemos mirar los acontecimientos desde esa distancia que da la veteranía y el desengaño. A fin de cuentas, a los ciudadanos lo que nos interesa es que las entidades funcionen, atiendan nuestras peticiones, nos concedan préstamos sin demasiada usura y. como mucho, nos regalen un calendario por navidad.