La última salida, la fusión de Unicaja con Cajasol

«No es momento de lamentarse sino de trabajar por el futuro». La frase la pronunció ayer Antonio Ávila en medio de torbellino de quejas y lamentaciones por la deliberación del Banco de España. El Gobierno quiere desviar el foco de atención hacia el principal objetivo ahora, la unión entre Unicaja y Cajasol. Es la última oportunidad de que Andalucía cuente con «músculo financiero» de peso, un objetivo para el que Griñán cuenta con el apoyo de todos los partidos, sindicatos y patronal. Una unanimidad recordaba ayer Ávila y que corre peligro de malgastarse si se dilata la operación emprendida por la caja sevillana y la malagueña.

No cabe duda de que algo ha cambiado desde ayer en la hoja de ruta anunciada por Griñán. De igual manera, preguntado sobre la continuación de la estrategia de la gran caja, Avila aseguró que «ésta es una expresión que surgió en un momento determinado y que ahora mismo no está encima de la mesa».

El consejero de Economía, Innovación y Ciencia no quiso valorar como hubiera sido el resultado de esta subasta si Unicaja y Cajasol hubieran planteado una oferta única y conjunta, porque «sabemos lo que ha ocurrido» y lo demás sería «hacer ficción».