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Ambidiestro por accidente

David Villa Delantero

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Campeón universal, 'Balón de Bronce' del Mundial de Sudáfrica y máximo goleador de España con cinco tantos, empatado con el 'Bota de Oro', el alemán Thomas Müller. Méritos suficientes para que David Villa hubiese sido designado el mejor futbolista de la cita sudafricana, pero aunque fuese superado en esa elección por Forlán y por Sneijder, no debe sentirse menospreciado, porque no hay premio mayor que el título del mundo. El nuevo delantero del Barça ha sido uno de los principales protagonistas de la selección.

Cuando era pequeño quiso ser minero, como su padre Mel, pero Villa no se acerca ahora a la boca de una mina ni en su Tuilla natal, en la cuencas asturianas que tanto carbón suministraron a la industria. Un terrible accidente en el Pozo Mosquitera jubiló a su padre como mal menor y el niño comprendió que aquel sueño no tenía sentido.

Y eso que los comienzos no fueron fáciles. Con sólo cuatro años, aquel niño travieso al que comenzaban a llamar 'Guaje' se rompió el fémur de la pierna derecha y los médicos temieron que se quedara cojo. Cuando poco a poco se fue recuperando, le aconsejaron que dejara de jugar a fútbol por un tiempo. Y él debió entender que se referían a la pierna que se había roto, por lo que comenzó a golpear el esférico con la izquierda en plena convalecencia. Con el tiempo, no sólo no le quedaron secuelas de aquella lesión, sino que se convirtió en un jugador ambidiestro que resuelve con las dos piernas.

Quién sabe cuánto tiene que ver aquel suceso con la definición de Villa ante Portugal en los octavos de final del Mundial. Primero con la pierna izquierda tras el taconazo de Xavi e, inmediatamente, chutar con la pierna derecha para clasificar con calidad a España para cuartos. En Sudáfrica ha marcado con ambas piernas: el tanto a Chile fue un zurdazo elegante, mientras que el golazo a Honduras lo logró con la derecha.

La mina, el fémur y todavía otro obstáculo más que tuvo que superar a corta edad. Como ya goleaba en la escuela 'Regino Menéndez', su padre decidió llevarle al Oviedo. Hizo la prueba pero le rechazaron. El caso es que Villa se quedó en el UP Langreo, donde dio los pasos adecuados para seguir creciendo en el fútbol hasta el punto de que un día se fue al Sporting, ya en categoría juvenil.

Y su progresión ya fue meteórica: los aficionados de Sporting, Zaragoza y Valencia le adoran porque nunca les falló. Y tras el Mundial de su estrellato internacional definitivo se incorporará al Barça para intentar engordar un palmarés que a nivel del club todavía no le hace justicia.