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El Gobierno cubano y el Vaticano intensifican su idilio

Monseñor Mamberti destaca la excelente sintonía con los dirigentes y rechaza verse con la oposición

LA HABANA. Actualizado: Guardar
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Las relaciones bilaterales entre Cuba y el Vaticano, que esta semana cumplen 75 años, van viento en popa. Ése fue el mensaje de la rueda de prensa ofrecida ayer por el secretario de la Santa Sede para las Relaciones con los Estados, Dominique Mamberti, y su anfitrión, el ministro de Exteriores, Bruno Rodríguez. Mamberti calificó las conversaciones como «muy productivas, cordiales y respetuosas». Rodríguez, que no se quedó atrás, definió las relaciones como «continuas, profundas y en ascenso».

Respecto al dialogo «ahora en curso» entre el presidente Raúl Castro y el cardenal y arzobispo de La Habana, Jaime Ortega, el enviado del Papa dijo esperar que «se fortalezca también con mi visita». Y destacó que era «muy importante porque se ven los frutos».

En la agenda de Mamberti no está encontrarse con la oposición. Invitado por el Gobierno, el prelado visitará instituciones y participará en la X Semana Social, que se celebrará bajo el lema 'Testigos de la esperanza y promotores de paz', con el objetivo de profundizar en la reconciliación entre cubanos, avanzar en la presencia en espacios públicos de la Iglesia y debatir y proponer sobre la sociedad y la economía.

La sintonía entre la Iglesia católica y el Gobierno de La Habana podría traducirse en nuevos movimientos de presos. Según fuentes consultadas, el Ejecutivo estaría en disposición de solucionar la situación de unos doscientos disidentes encarcelados, según la oposición, a pesar de que los considera mercenarios pagados por Estados Unidos para desestabilizar el régimen. Lo que no acepta de ninguna manera son las presiones, ni de países ni de organizaciones.

Bruno Rodríguez aseguró que Mamberti «llega en un momento muy favorable», en el que la Iglesia y el Estado han mantenido «una comunicación fluida, profunda, constructiva», a la vez que expreso su deseo para que «continúen estos fructíferos intercambios» con la jerarquía eclesiástica de la isla. Los dos interlocutores coincidieron en varios temas, como el rechazo al embargo estadounidense, la educación, la defensa de la familia, los valores espirituales, la lucha contra la pobreza o el testimonio de solidaridad internacional que representa la colaboración de los médicos cubanos en el mundo.