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El asalto a la flotilla acorrala a Netanyahu

La prensa y miembros del Gobierno israelí califican de chapuza la intervención militar contra el convoy de ayuda a Gaza

JERUSALÉN. Actualizado: Guardar
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Fallos de inteligencia, tácticas equivocadas, equipos inadecuados. La actuación en el asalto en la madrugada del lunes a la flotilla internacional humanitaria por parte de la Armada hebrea y de las unidades de élite, desvelada como una chapuza en los vídeos difundidos por Israel, amenaza con abrir una brecha de confianza en el Gobierno de Benyamin Netanyahu espoleada por el recuerdo del fracaso militar en la guerra de 2006 contra Hezbolá. El primer ministro, recién llegado de Canadá, se reunía ayer por la tarde con su Gabinete de Seguridad empujado por las peticiones de varios miembros del Ejecutivo que exigen ya una investigación sobre el cómo y el porqué se decidió atacar al convoy naval que se dirigía a Gaza.

Cuando al cierre de esta edición, las autoridades judías todavía no habían confirmado la cifra de nueve muertos ni sus nacionalidades, el debate interno en Israel se desarrollaba más preocupado por la pobre imagen ofrecida a todo el mundo por sus tropas y por las responsabilidades políticas que pudieran derivarse del fiasco. En el punto de mira, el titular de Defensa, Ehud Barak, contra quien dos miembros de su propio Partido Laborista -su antecesor, Amir Peretz, y un diputado- lanzaban un duro comunicado preguntándose cómo se pudo actuar con «tan imprudente fuerza, mientras se ponía en peligro mortal a unos soldados que fueron enviados bajando con cuerdas sobre un barco plagado de terroristas disfrazados de activistas pacíficos».

«Está claro que los equipos para dispersar a las masas que les dimos fueron insuficientes», tuvo que excusarle en declaraciones a la radio militar el jefe de las Fuerzas Armadas, general Gabi Ashkenazi, ante la avalancha de censuras aparecidas ayer en toda la prensa. «Completa estupidez», «Liderazgo de tontos» o «El desaguisado como método de acción» eran sólo algunos de los titulares. Mientras, en el rotativo 'Maariv', el influyente analista Ben Caspit escribía: «Los combatientes del comando naval no fueron entrenados para lo que ocurrió. No debemos quejarnos. Todo lo contrario. El problema es de quienes les mandaron (.) Sobre el Ejército hay un escalón político. Es el que tomó la decisión. Ese escalón falló de una forma abismal».

«Más grandes que nadie»

«Nos creemos más grandes que nadie porque hemos bombardeado reactores nucleares, entrado disfrazados de mujer en los dormitorios de grandes terroristas en Beirut y Entebe», comentaba el periodista Eitan Haber, ex jefe de Gabinete del asesinado primer ministro, Isaac Rabin. Y añadía, «se podía haber resuelto de forma pacífica, pero nuevamente se impuso la creencia de que en la fuerza está la solución».

Pero el sonrojo nacional por el abordaje y la repetición por parte de las autoridades de la versión de que Israel fue el atacado dentro de la flotilla, no están dejado lugar, de momento, a la reflexión sobre la tragedia ni sobre sus consecuencias en el ámbito internacional. De hecho, en declaraciones al 'Haaretz', un oficial de la Armada no identificado desafiaba ayer: «Estamos listos para el 'Rachel Corrie'» en referencia al barco de ese nombre que quedó descolgado del convoy principal, y que desde el lunes navega desde Malta junto a una segunda nave para intentar romper el bloqueo de Gaza. El primer ministro irlandés, Brian Cowen, ha urgido formalmente a Israel a que permita la misión.

Ayer, 46 integrantes de la flotilla ingresados en hospitales de Haifa y Ashkelon permanecían todavía incomunicados, mientras un centenar había aceptado firmar la deportación voluntaria. Entre ellos, la cooperante española Laura Arnau, que volverá a casa en 48 horas, mientras que se espera que los otros dos compatriotas -Manuel Tapial y David Segarra- lo hagan hoy. El miembro de la Embajada que les visitó en la cárcel aseguró que «se encuentran bien, aunque todavía impactados» por lo sucedido y que captaron imágenes del asalto, aunque sus cámaras han sido confiscadas.

La tensión se acrecentaba ayer en la Franja con la muerte de cinco palestinos, los dos primeros, milicianos que fueron abatidos cuando, según Israel, trataban de cruzar a su territorio. Posteriormente, la aviación judía lanzó un ataque aéreo y mató a los otros tres, presumiblemente cuando se disponían a lanzar cohetes contra suelo hebreo.