Cameron y su esposa se preparaban ayer para mudarse al número 10 de Downing Street. :: AFP
MUNDO

Cameron devuelve el poder a los 'tories'

Gobernará en coalición con los liberales tras dimitir Brown

LONDRES. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

David Cameron se convirtió ayer en el más joven primer ministro británico del siglo XX y dirigirá un Gobierno de coalición con el partido de los liberaldemócratas que tendrá como objetivos fundamentales, según sus palabras al llegar la residencia del jefe de Gobierno, la «reconstrucción de la familia, de la comunidad y sobre todo de la responsabilidad».

En su breve discurso en el momento de la toma de posesión, el nuevo primer ministro afirmó que Reino Unido debe acometer la solución de «problemas profundos y urgentes», entre los que mencionó la situación de la economía, la falta de cohesión social y la necesidad de reformar la política. Cameron dijo que va a ser un tiempo de trabajo «duro y difícil» y que por eso es necesario un Gobierno estable mediante una coalición con los liberaldemócratas

La toma de posesión ante la reina, que se celebró de una manera inusual al atardecer, llegó después de que el anterior primer ministro, Gordon Brown, al que políticos y medios conservadores habían acusado en los últimos días de comportarse como un ocupa en su empeño de regresar a Downing Street tras las elecciones del pasado jueves, abandonase la residencia antes de lo que ahora querían Cameron y sus seguidores.

Brown marchó a palacio una vez que había fracasado la negociación con los liberales para formar un gobierno, lo que significaba que el conservador Cameron se hacía cargo de la dirección del país como líder del partido más votado. El traspaso de poderes llegó tras varios días de encuentros, diálogos, rumores y cálculos en el distrito político de Londres donde en unos palmos de terreno se encuentran la residencia del primer ministro y los ministerios, el Parlamento y las sedes de los principales partidos.

El colofón aparente de la saga en el teatro de Whitehall fue la entrada de David Cameron en el número 10 de Downing Street cuando aún no se sabía si existía un acuerdo entre conservadores y liberaldemócratas, porque los negociadores no habían anunciando la conclusión de sus reuniones. El nuevo primer ministro confirmó en su breve discurso en las puerta del 10 que Reino Unido será gobernado por una coalición por primera vez desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

El acuerdo tenía que ser sometido en la noche de ayer a los parlamentarios de ambos partidos y también a las ejecutivas de los liberales, que tendrían que ofrecer un respaldo de tres cuartos de los votos para evitar la convocatoria de una conferencia nacional del partido. Pero los disputados del partido están ofreciendo una imagen de unidad en torno a la dirección de las negociaciones de su líder, Nick Clegg.

El programa del Ejecutivo de coalición, que integra los programas de ambos partidos y adjudica asientos en el Gabinete a varios liberales, llegó tras negociaciones que comenzaron el pasado viernes, pocas horas después de conocerse el resultado electoral y que, según los negociadores, se han desarrollado en una atmósfera muy positiva. Según medios británicos contienen la novedad de ofrecer un Ejecutivo de plazo fijo para el trabajo de la coalición.

Desconcierto

El acuerdo fue sellado tras veinticuatro horas de desconcierto, porque Clegg pidió a los laboristas la apertura de una negociación para llegar a un posible acuerdo cuando el diálogo con los conservadores parecía prácticamente sellado. Brown anunció su dimisión en la tarde del lunes para hacer posible esa negociación, pero los delegados de los dos partidos dejaron las conversaciones en la primera hora de la tarde de ayer.

Varios factores emergieron como justificantes del fracaso. El equipo negociador laborista incluía a varios posibles candidatos a sustituir a Brown (Harriet Harman, Ed Balls, Ed Miliband...), que habrían hecho cálculos sobre su futuro como líderes que tendrían que heredar en octubre una coalición de estabilidad dudosa.

Aunque voces importantes y anónimas del laborismo aseguraban a la BBC que la coalición que se negociaba con los liberales podía ser duradera y que la dirección podía controlar las voces críticas, la realidad es que, desde la noche del lunes, las disidencias contra la coalición 'lib-lab' en las filas laboristas acudieron a las cámaras y a los micrófonos con creciente número y confianza.

Los liberaldemócratas habrían encontrado una sorprendente resistencia a algunas propuestas programáticas del gobierno conjunto en el equipo negociador y el ruido de los disidentes- que incluyó rumores de la convocatoria de una reunión de diputados laboristas contrarios a la reforma del sistema electoral les convenció de que la coalición llamada progresista no tenía futuro.