Vivienda donde la meretriz fue encerrada, en la calle Palomar. :: J. A.
Ciudadanos

Una prostituta destapa una trama de explotación sexual en Chiclana

La víctima, que estaba retenida en un piso, destrozó el mobiliario de la casa para alertar a los vecinos y conseguir acaparar la atención

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Con 29 años y un futuro incierto en Sao Paulo (Brasil), donde vivía con su madre y sus tres hijos, decidió lanzarse a la aventura. El gancho del que picó se lo ofreció una portuguesa que conoció en su ciudad. Le prometió un trabajo como empleada doméstica en Italia pero, cinco meses después, su vida transcurría en un piso de Chiclana, encerrada y obligada a prostituirse. Hasta que el 28 de abril rompió con todo. Buscó ayuda y gracias a su testimonio, la Guardia Civil acaba de desmantelar una nueva trama de explotación sexual con la detención de siete miembros, que sin embargo han quedado en libertad con cargos.

Ese día, la víctima de este caso decidió montar un escándalo en la vivienda donde supuestamente estaba retenida: rompió el mobiliario y los cristales de las ventanas, esperando que algún vecino de un bloque de la calle Palomar de Chiclana, donde se ubica el piso, avisara a la Guardia Civil, como así ocurrió. La mujer pudo así contarles lo que estaba sucediendo y ratificó una denuncia en dependencias policiales y también en el juzgado.

Esta chica de 29 años relata que al llegar a Italia, su falsa amiga le reclamó 10.000 euros por haberla introducido en el país. Sin recursos económicos ni papeles, la mujer se vio abocada a prostituirse para saldar su deuda. Su declaración está cuajada de episodios similares, de falsas promesas y de abusos propiciados por una situación de necesidad. Durante su estancia italiana, la testigo contactó con otra chica brasileña, a la que le confió sus esperanzas de salir de ese mundo. La nueva amiga le dijo que podría encontrarle un trabajo en el concesionario de coches de su suegro, en España, donde había contraído matrimonio. De nuevo, el gancho fue un trabajo digno por 700 euros.

Engaños y azotes

Siguiendo con su declaración, abandonar la prostitución no le saldría gratis. Su amiga, junto a su pareja y un amigo fueron a recogerla en coche a Génova, pero antes la víctima tuvo que pagar 500 euros. Cuando llegó a Chiclana, las promesas nuevamente se desvanecieron. No había un puesto para ella sino un hueco más en la prostitución. La testigo indicó dos casas de citas donde la obligaron a ejercer -Casa Malva y Casa Sara-. Además incluyó detalles de abusos como los 700 euros que supuestamente le entregó al marido de su amiga para que le comprara un billete de avión de regreso a Brasil y del que nunca más supo; situaciones denigrantes como verse forzada a mantener relaciones con los clientes sin protección, los azotes que recibió con un cinturón por negarse a cumplir con los servicios sexuales o cómo fue fotografiada en contra de su voluntad practicando escenas lésbicas.

Su última parada fue el piso de la calle Palomar, donde residió tres semanas hasta que estalló. Allí estuvo vigilada, según su testimonio, por la encargada de la casa de citas, que no le dejaba salir de ella sin vigilancia. Tras la denuncia, la Guardia Civil procedió a la detención de todas las personas que habían participado en la situación de abusos de la víctima, cuatro mujeres brasileñas y tres hombres de Cádiz y Chiclana.