El comisario europeo de Asuntos Económicos, Olli Rehn, durante una conferencia de prensa, ayer, en Bruselas. :: REUTERS
Economia

Merkel se resiste a rescatar a Grecia

El comisario europeo de Economía, Oli Rehn, manifiesta su rechazo a la participación del FMI en la solución al problema heleno Alemania teme que salvar a Atenas siente un precedente que otros países podrían invocar

MADRID. Actualizado: Guardar
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Hacía tiempo que no se convocaba una cumbre europea con tantas incertidumbres como la que este jueves y viernes congrega a los líderes europeos en Bruselas.

Ninguno de los aspectos más candentes de la convocatoria están cerrados: aún no se sabe si el caso griego será objeto de una reunión previa del Eurogrupo, como quieren Sarkozy, Zapatero y Van Rompuy.

Tampoco se conoce el alcance del debate sobre la competitividad de la economía comunitaria que van Rompuy ha propuesto a los 27 y que, de ser acometido con rigor, sacaría a la luz las contradicciones de una Unión Monetaria que no se encuentra asistida por una política económica común. Y no hay, en fin, una idea clara sobre si el Consejo Europeo debería reunirse una vez al mes, como pretenden su presidente y varios Estados miembros, con Francia y España a la cabeza, a fin de instaurar una especie de Gobierno político permanente al máximo nivel para la Europa comunitaria.

La estrategia de modernización de la economía de la UE, conocida como 'Europa 2020', se encuentra en un nivel de enunciado y no parece que vaya a ocasionar grandes quebraderos de cabeza a los líderes europeos en semejante estado de formulación.

Disciplina económica

El origen de todas las incertidumbres no es otro que la canciller alemana. Angela Merkel llega a esta cumbre con el propósito de no ceder en Grecia si no obtiene garantías de refuerzo de la disciplina económica en la Eurozona. Y aún en el caso de que lograra cesiones de esa índole por parte de sus homólogos europeos, quedaría la cuestión del Fondo Monetario Internacional y su participación en la restauración de la solvencia de Grecia ante los mercados internacionales.

Todos estos son asuntos con un fuerte componente político y no recibirán respuesta hasta este jueves, cuando los líderes europeos se encuentren frente a frente y cada uno de ellos exponga sus cartas. Para Alemania, donde existe un clima de opinión contrario a las ayudas europeas para Grecia por falsear sus cuentas públicas y engañar a la Comisión Europea, no es una cuestión de cantidad, sino de principios. Berlín es consciente de que si se actúa para salvar a Grecia habrá un precedente que otros países podrían invocar.

La presión para la búsqueda de una solución efectiva a este problema aumentaba este miércoles varios grados: en la Eurocámara, Barroso respaldó la creación de un mecanismo financiero específico para apoyar a Atenas, en el marco de un refuerzo de la unidad y la coherencia de la Eurozona. Y su comisario de Economía, Olli Rehn, se pronunciaba contra la participación del FMI en la definición de estrategias presupuestarias para un país del euro.

España, por otra parte, es parte muy interesada en el buen desarrollo de esta cumbre. Además de desempeñar la presidencia rotatoria del Consejo Europeo, ha sufrido, junto con otros países comunitarios, el contagio de la incertidumbre griega sobre su prima de riesgo país y en el encarecimiento de la financiación que viene determinado por el diferencial de la deuda con el bono alemán de similar plazo.

El gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, ha expresado su confianza en que la cita de Bruselas sirva para alcanzar un acuerdo en las ayudas a Grecia porque este país ha presentado «un buen programa, riguroso y exigente, con extraordinarios aumentos de impuestos y severa restricción de los gastos».

En especial, instó a los políticos, los agentes del mercado y otros a «dejar de armar ruido». «Los miles de declaraciones en un sentido y en otro, son un disparate y hacen un daño enorme», lamentó.