La vicepresidenta española, Elena Salgado, tras el Consejo de Ministros de Economía y Financias (Ecofin) que tuvo lugar ayer en Bruselas. :: AFP
Economia

Bruselas pide más sacrificios a España para ordenar sus cuentas

La Comisión le plantea que concrete lo antes posible las medidas de austeridad que ha anunciado para el periodo 2011-2013

BRUSELAS. Actualizado: Guardar
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El Gobierno español peca de optimismo en sus previsiones económicas más allá de 2010 y el cuadro macroeconómico que diseña en su Programa de Estabilidad revisado, que la Comisión europea aprobará hoy podría no cumplirse, empeorando con ello las perspectivas de salida de la crisis. Por eso, Bruselas recomendará a Madrid, esencialmente, dos cosas: que esté preparado para asumir sacrificios adicionales a los comprometidos, y que concrete, lo antes posible, las medidas del Plan de Austeridad anunciado para el periodo 2011-2013, que permanecen por el momento en una nebulosa. Todo ello para reducir el déficit presupuestario al 3% del PIB en 2013, como le mandan la Comisión europea y las normas de la Unión Monetaria.

El Banco Central Europeo ya adelantó este análisis. En opinión de sus expertos, el objetivo de recortar el déficit 1,8 puntos porcentuales del Producto Interior Bruto «no se ha visto respaldado por medidas concretas».

En su enjuiciamiento del Programa de Estabilidad español revisado, que el Gobierno presentó en enero a la Comisión y que esta sancionará ahora, las valoraciones no son del todo negativas. Destaca en él, eso sí, la crítica del cuadro macroeconómico para el trienio 2011-2013 diseñado por las autoridades españolas que parece no tomar en consideración, al menos no como debiera, los riesgos del momento que vive la economía nacional.

El programa de estabilidad español asume todavía para 2010 una contracción del 0,3% del PIB pero anticipa posteriores aumentos del 1,8% en 2011, del 2,9% en 2012 y del 3,1% en 2013. Esta aceleración la fundamentan las autoridades económicas españolas, esencialmente, en el tirón de la demanda interna, con un ligero apoyo del sector exterior. Comparado con las informaciones disponibles, dirá la Comisión, «este escenario parece basado en presunciones de crecimiento para 2010 ligeramente favorables, y marcadamente favorables para los ejercicios ulteriores. En particular, la tendencia apuntada para la demanda doméstica será probablemente más baja (que la prevista), dada la dureza de los ajustes estructurales en curso».

Desajustes

La Comisión reconoce que una buena parte de los desajustes presupuestarios que sofocan el margen de maniobra del Gobierno se deben a las medidas de apoyo adoptadas para paliar las consecuencias de la crisis. Desaparecerán con ellas, pero no del todo: «aunque la mayor parte del declive observado en el PIB español en el contexto de la crisis es cíclico, el crecimiento arrancará desde un punto más bajo», dice el proyecto de Recomendación al Consejo de la Comisión sobre el Programa español de Estabilidad, al que este corresponsal ha tenido acceso.

A medio plazo, pronostica Bruselas, el potencial de crecimiento se resentirá por la crisis, debido a la caída de la inversión, las restricciones en el crédito y el aumento del desempleo estructural.

Este impacto retardado de la crisis resulta particularmente sombrío en el caso español, pues coincidirá, según el análisis de Bruselas, «con las consecuencias negativas del envejecimiento de la población en la productividad potencial y en la sostenibilidad de las finanzas públicas». Por ello, dice la Comisión, «será esencial acelerar el ritmo de las reformas (.) particularmente en educación, competencia en servicios y electricidad, eficiencia de la I+D y mercados laborales».

La aceleración en las reformas se extiende también al sector financiero, del que la Comisión considera que se está reestructurando con lentitud. Los déficit de las autonomías son, asimismo, una fuente de riesgos para la consecución de los objetivos que se ha marcado la Administración central.