El presidente del tribunal se dirige a los tres acusados en la maratoniana vista de ayer. :: miguel gómez
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«Lo apuñalé, pero sólo quería pincharle»

El Patas reconoce por primera vez que mató a la víctima, pero tras ser agredido: «Mira que se lo avisé, pues nada»

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Durante tres años se ha escudado en la pérdida de memoria por el consumo de drogas durante un largo fin de semana que desembocó en el apuñalamiento de Manuel Jesús Romero Peralta, en Chipiona. Pero ayer los recuerdos regresaron a la cabeza de Juan Manuel Ch. D, alias 'El Patas' y supuesto asesino del joven sanluqueño. Éste reconoció haber herido con una navaja a la víctima, pero matizando la escena. Dice que fue en defensa propia tras ver «cómo un tío grande» se le acercaba para pegarle. La guinda que envenenó el ánimo de la familia de la víctima la puso su abogado, quien llegó a definir al acusado de víctima y al muerto de agresor; algo que enervó a los asistentes hasta el punto que en dos ocasiones fueron mandados a callar por el presidente de la sala.

Curiosamente su letrado estuvo recriminando a la mayoría de los testigos, con preguntas más próximas a la aseveración que al interrogante, que declararan tres años después aspectos que no habían sido aportados cuando fueron interrogados «en caliente», a las pocas horas de la muerte de Manu. E incluso insinuó que dos chicas, a las que les unen lazos familiares, podrían haberse puesto en común para testificar lo mismo: que Juan Manuel Ch. se había abalanzado sobre la víctima cuando ésta se encontraba en el suelo. Un detalle que ambas sí indicaron al juez instructor, pero que no relataron a la Guardia Civil. Su cliente, horas antes, había hecho lo mismo.

La escena descrita por El Patas comienza con un encuentro en el pinar donde compartió drogas con la víctima. Sólo él aseguró que le enseñó antes la navaja «para cortar la coca». Y de las bromas pasaron a las manos; algo que sí ratificaron otros testigos, confirmando incluso el consumo de estupefacientes del fallecido. «Me tiró contra una valla y al ver que me iba a volver a pegar, no sé por qué saqué la navaja. Me arrepiento mucho de lo que hice. Sí, lo apuñalé, pero sólo quería pincharle en el culo». En el otro lado de la sala, la madre de Manu mascullaba: «si mi hijo le hubiera pegado, ese niño no se levanta del suelo». Para rematar, el supuesto asesino aseguró que le dijo a Manu que no le golpeara porque terminaría pinchándolo: «Mira que se lo avisé, pues nada».

La estrategia de la defensa fue puesta en escena: alegar que Juan Manuel Ch. estaba bajo los efectos de los estupefacientes para obtener una atenuante y que la agresión fue en defensa propia para evitar el delito de asesinato. Aunque la acusada Inmaculada M. R. afirmó que su amigo se fue detrás del finado.

Juan B. J. también reconoció haberle propinado una patada a la víctima aunque «sólo para mediar porque estaba golpeando a un niño -refiriéndose a El Patas, un joven delincuente de amplio historial delictivo-». Pero golpeó de lleno en la estrategia de su compañero de banquillo cuando aseguró que no le había visto consumir durante el trayecto que hicieron desde Dos Hermanas hasta Sanlúcar y que no se bebieron una botella de whisky entera como sí dijo El Patas.

Para contrarrestar esas afirmaciones, el abogado del principal acusado, que está adquiriendo más protagonismo que los procesados, trató de reconducir sus argumentos con preguntas que se ganaron la protesta del fiscal por estar dirigiendo el testimonio de los acusados.