HISTORIA

Rose Valland, la 'Monument Woman'

La heroína francesa logró la salvación de numerosas obras de arte

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Muchas son las historias ocultas de la Segunda Guerra Mundial, y muy variopintas. Uno de los mayores nombres en el marco de la protección del arte fue Rose Valland. Esta mujer, 'retratada' en el cine con la película ‘El tren’, vuelve a la gran pantalla en la piel de Cate Blanchett y bajo las directrices de George Clooney, que rinde homenaje al batallón formado por expertos, directores de museos e historiadores del arte que marcharon en pleno enfrentamiento con la intención de salvar el pasado de aquellos que estaban intentando sobrevivir al asedio nazi. Grandes hazañas en la que destaca la curiosa historia de esta francesa.

Si mujer precavida vale por dos, ella vale por más de 60.000. Este fue, a grandes rasgos, el número de obras que se consiguieron salvar y recuperar gracias al trabajo en la sombra de esta valiente mujer francesa. Era la encargada de una de las mejores pinacotecas del París de entonces, y tuvo que subordinarse ante la llegada de los alemanes a la ciudad, cuando tomaron su amado museo. Pero lo haría a su manera.

Los máximos dirigentes y dignatarios de las SS de Adolf Hitler, un ‘frustrado enamorado’ del arte, decidieron plantar en el ‘Jeu de Paume’, el lugar de trabajo de Rose, la sección que se encargaría del saqueo y gestión de cuadros y estatuas, por las situaciones de las salas y la amplitud de los espacios que, ‘casualmente’, encontraban en ellas unas condiciones propicias para tal labor, sin sospechar que era un museo vacio.

Las principales obras habían sido escondidas por Rose en los almacenes subterráneos de la misma, evitando que los nazis pudieran echar mano a todo aquel arte que esta mujer llevaba años cuidando para su perfecta conservación. Tras esta eficaz maniobra digna de una novela, la entonces joven francesa se mostró predispuesta a colaborar con el nuevo régimen que había llegado a su país y, confiando en ella, los germanos le encargaban labores de catalogación, cuidados y protección de cuadros que robaban a su paso por Europa.

Al principio, solo eran de nivel menor y de pequeños particulares, pero poco a poco, empezaron a pasar por sus manos auténticas joyas que jamás se habría imaginado tener ante ella. Realizaba una ficha de la misma y una catalogación visual por cada una de estas, que luego eran enviadas a otras partes de la Alemania Nazi.

Sin embargo, y con el paso del tiempo, esta mujer empezó a aprender alemán, para utilizarlo en el día a día y realizar un trabajo más fluido, en el que poder saber más sobre los nuevos ‘padrinos’ de estas obras. Tomaba nota de todo lo que oía en aquellas salas y pasillos.

Comenzó por la lectura de los documentos germanos, y luego, por sus conversaciones, donde explicaban en muchas ocasiones cual era la finalidad de esas obras y como iban a hacer con el arte robado, según las órdenes del propio Führer.

Hasta el inicio de la caída de la Alemania nazi, su trabajo y su función como espía se convirtió en algo rutinario, pero llegado dicho momento, las órdenes que llegaron a sus oídos por parte de la cúpula de mandatarios del régimen nazi, se radicalizaron. El castillo de naipes de Adolf se desmoronaba y su idea al respecto era la destrucción de auténticos hitos del hombre y de otros tantos mitos de la humanidad. Fue el momento de pasar a la acción. Consiguió informar a varias fuentes encargadas de la recuperación de las obras, de lugares, fechas y piezas que se repartían a lo largo de la geografía de la Europa ocupada por los germanos, agilizando desde el principio la operación de búsqueda y salvación

Después de ello, el Reichstag cae, y el rastreo de estas desperdigadas obras se intensifica. Se convierte en el centro de su trabajo, salvando y recuperando más de 60.000 piezas que habían pasado por sus manos, ya fuese la propia pieza en si o reflejada en algún documento que hubiese manejado, sacando a la luz el resultado de todo ese tiempo de trabajo que realizó para recuperar el pasado y el significado de aquellos que perdieron su presente.

Rose Valland fue la mujer que les otorgó de nuevo el derecho a volver a construir su cultura en base a lo que fueron. Les devolvió la identidad como pueblo.