El páter de la unidad celebra ayer misa en la capilla de la base de Qala-i-Nao. / Jaime García
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El nuevo soldado de Dios

El páter de la unidad española en misión de paz ha dado ya la comunión a 20 soldados y la confirmación a otros 75 más

QALA-I-NAO Actualizado: Guardar
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«En esta misión lo religioso se vive de forma más intensa, quizá por la sensación de riesgo o porque en mí ven un padre, un hermano, un amigo». El páter David Sevillano espera en la puerta de su oficina la llegada de los feligreses. Viste una casulla blanca impoluta y saluda sonriente. La misa de ayer en la capilla La Milagrosa, en la base de Qala-i-Nao, donde se encuentra el grueso del contingente en Afganistán, fue especial para el sacerdote y, sobre todo, para un «nuevo hijo de Dios».

Un corpulento soldado de 22 años, del Regimiento de Infantería Ligera Aerotransportable de Siero, en Asturias, fue bautizado ayer por el páter destinado en Pontevedra. Un acto inusual en los tiempos actuales, en los que la juventud da la espalda a la Iglesia. Este militar, en cambio, dio el paso de formar parte de la comunidad católica pocos días antes de regresar a casa, una vez concluida la rotación de la fuerza desplegada en la provincia de Badghis.

La ceremonia siguió los mismos pasos que un recién nacido. Hubo unción de aceite en el pecho, agua en la cabeza y velas. Estaban los padrinos, dos compañeros de unidad, que acompañaron la liturgia con una mano en el hombro del bautizado (prefirió mantener el anonimato) y la otra portando un cirio. Y hubo testigos, muchos invitados; medio centenar de militares uniformados, algunos con el arma reglamentaria, que llenaron la pequeña capilla de la base. «El bautismo es la iniciación en la vida cristiana, el acto de hoy tiene más mérito que todas las confirmaciones que he celebrado en estos seis meses», comenta el sacerdote de 30 años y destinado en la Brilat en Pontevedra.

"¿Cómo lo haces?"

El páter Sevillano, que salió del seminario castrense de Madrid hace tan solo dos años, puede decir con orgullo que durante su rotación ha propagado la fe cristiana como pocos. Su hoja de servicios le avala: una veintena de primeras comuniones y 75 confirmaciones en las 25 misas dominicales que ha celebrado desde noviembre. «En la base de Figuerido de Pontevedra confirmé a 50 militares en mi primer año, la mayoría de tropa, y el arzobispo me llamó para preguntarme que cómo se hacía», relata David visiblemente orgulloso.

La prueba es que el bautizado de ayer también hizo la primera comunión y la confirmación en la misma misa. Y otros dos jóvenes soldados, un chico y una chica, también fueron confirmados ante la presencia del jefe de la fuerza española desplegada en Afganistán, el coronel González-Valerio.

«Dar sacristía en Afganistán es un don de Dios», cuenta el páter, que se acuerda en días tan felices como este del trágico episodio vivido en enero, cuando falleció el sargento David Fernández Ureña al explotar una mina casera que manipulaba. «Para estos momentos nunca estás preparado. Sus compañeros que recuperaron su cadáver se portaron como auténticos soldados de Dios», afirma, sobrecogido aún, el sacerdote. La ceremonia de ayer en la Milagrosa concluyó con una 'oración por España'. Un rezo con referencias al pueblo, a la bandera y una petición al Señor para que ilumine «el corazón de nuestros gobernantes, de su majestad el Rey y su Gobierno».