Fútbol | Liga de Campeones

El Barça se atraganta en París

El PSG igualó en el último suspiro y el Barça perdió por lesión a Messi y Mascherano

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El Barça arrancó un buen empate en el Parque de los Príncipes (2-2) y dejó la eliminatoria bastante encarrilada para la vuelta. Aunque el resultado pudo ser mucho mejor. Y es que se las prometían muy felices los hombres de Tito Vilanova cuando en el 89 Alexis cayó en el área y Spark pitó penalti. Xavi marcó desde los once metros y parecía que el pase a semifinales sería coser y cantar en el Camp Nou. Sin embargo, para entonces el partido estaba loco y ya no tenía dueño. El PSG había llamado al séptimo de caballería y colgaba balones a diestro y siniestro. Ibrahimovic ganó el enésimo esférico por alto, se lo cedió a Matuidi, que hizo el empate en el 94, cuando ya no había tiempo para más.

Una lástima para el Barça que se adelantó dos veces en el marcador, pero que no fue capaz de cerrar el resultado. Tuvo oficio durante todo el choque, si bien fue incapaz de frenar las acometidas galas. Y lo que es peor, el empate a dos, que le abre las puertas de su sexta semifinal consecutiva, se cobró un precio muy alto porque los azulgrana perdieron a dos de sus jugadores más importantes: Messi y Mascherano. El central está roto para seis semanas y el crack de Rosario depende de su evolución. El primer parte médico deparó una lesión en el bíceps femoral de la pierna derecha. Este miércoles se le harán más pruebas para saber el alcance exacto, según los servicios médicos del Barça, pero está descartado para la vuelta, la semana que viene. Un nuevo quebradero de cabeza para Tito Vilanova, que este martes regresó a los banquillos tras someterse al tratamiento del cáncer en Nueva York.

Tito ha estado dos meses fuera y se encontró con un partido que acabó con un ritmo endiablado, todo lo contrario que en el arranque y en buena parte de su desarrollo. El Barça también tuvo dos caras, ya que le costó meterse en el encuentro. Y curiosamente, no lo hizo a través de toques, combinaciones y paredes, como acostumbra. Más bien, se hizo con el control del choque poco antes del descanso, gracias a un gol, que tuvo un poco de todo: fallo en el despeje galo, mal achique de la defensa, que salió dejando huecos, gran pase de Alves con el exterior y mejor definición de Messi que se coló desde la segunda línea.

El gol dio alas y tranquilidad a un Barça que en la primera mitad estaba sufriendo. En parte, por la movilidad de Lavezzi y Lucas Moura y también por el juego de Ibrahimovic, que lo mismo ejerce de delantero boya, que cae a la banda, se desplaza al centro o se refugia de segunda punta. A Piqué y Mascherano les costaba imponer su jerarquía en el centro de la defensa. Y también, por qué no, por el movimiento de Ancelotti, que se jugó la carta de Beckham. Sorprendió en su apuesta por el rubio inglés, pero en seguida se vio cuál era su intención: aprovechar el toque del ex del Manchester para jugar en largo, lanzar las contras y explotar las jugadas a balón parado. El Barça sufre como nadie en los saques de esquina y en las faltas laterales y en esos lanzamientos ‘Becks’ tiene un guante. Más aún con la diferencia de altura entre unos y otros. Alex, Thiago, Ibrahimovic, Pastore o Matuidi parecían pivots de baloncesto entre tanto bajito azulgrana (salvo Piqué y Busquets). Beckham fue la sorpresa en el once del PSG y Alexis en el del Barça. Se había especulado con que Tello completaría el tridente junto a Messi y Villa y finalmente el elegido fue el chileno. Tito, que también tiró de galones, volvió a alinear un 4-3-3, que Ancelotti contrarrestó con un 4-4-2, en el que apenas había circulación del balón en el centro del campo.

El gol de Messi desequilibró el duelo de estilos. Porque en la segunda parte, el PSG tuvo que adelantar sus líneas, arriesgar más, presionar más arriba, y el Barça podía cogerle a la contra. Pero a los azulgrana les faltaba Messi, que fue sustituido en el descanso por Cesc. El cuadro catalán pudo contragolpear, aunque prefirió controlar más la pelota. Tratar de dormir el partido. Lo logró hasta el minuto 80. A partir de ahí se desató la locura. El PSG se lanzó a por todas y fue capaz de empatar, eso sí, en posición ilegal de Ibrahimovic, que recogió un rechace al palo de un testarazo de Thiago Silva. Ya no estaba Beckham, pero el Barça sufría igual a balón parado. Tras el empate, el PSG se sintió vivo, se dejó llevar por la anarquía en la que había entrado el partido y desatendió su defensa. Alexis se aprovechó y forzó un penalti que en el 89 parecía definitivo. Ibrahimovic aún tuvo tiempo de pelear un balón alto y permitir que Matuidi hiciera el 2-2 final. Locura de epílogo, que dejó buen sabor a los parisinos y un gusto agridulce a los culés.