cultura japonesa

La quinta versión del Kabuki-za

El edificio más emblemático del teatro tradicional japonés reabre sus puertas en Tokio después de tres años de obras

MADRID Actualizado: Guardar
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Los turistas que visitaron Tokio los últimos años se llevaron una terrible sorpresa. En vez del impresionante edificio Kabuki-za, templo del teatro tradicional japonés que le da nombre, solo encontraron andamios cubiertos por lonas. Pero más sintieron su cierre los japoneses, ya que las funciones de 'kabuki' acabaron con las obras de reconstrucción.

El antiguo Kabuki-za jamás se podrá volver a ver, porque la estructura fue derruida por completo en 2010. Sin embargo, el nuevo teatro, que reabrirá sus puertas al público este martes 2 de abril, es una fiel copia de su precedente pero con las mejoras que ofrece la modernidad y la tecnología. Además del edificio principal, que acogerá exclusivamente actuaciones de 'kabuki', se ha edificado un moderno rascacielos de 29 pisos y 143 metros dedicado al ocio y a la difusión de este arte centenario.

El Kabuki-za del siglo XXI es una construcción que cumple las normas antisísmicas más recientes. Los anteriores teatros -cuatro edificios idénticos desde 1889- sufrieron graves desperfectos en el terremoto de 1923, así como diversos incendios y bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial. El Kabuki-za que se derribó hace tres años se levantó en 1951 tras este conflicto bélico.

Es en el interior donde la tecnología ha mejorado considerablemente al nuevo teatro: la acústica, antes mediocre, está pensada para engrandecer el espectáculo; el aforo se incrementa hasta 2.000 espectadores distribuidos en tres niveles; pequeñas pantallas permitirán seguir la obra traducida a varios idiomas; y los ascensores y las escaleras mecánicas facilitarán los accesos.

Cosa de hombres

El 'kabuki' es una representación teatral que mezcla canción y baile impregnado de tradición. Las obras tejen escenas vivas y cómicas con otras llenas de solemnidad y silencio. Los roles, tanto masculinos como femeninos, son interpretados por hombres de diferentes edades.

Pese a este protagonismo masculino absoluto, es una mujer la que es considerada como la madre del 'kabuki'. Okuni, una 'miko' (sirvienta) del gran templo sintoísta de Izumi (Kioto), comenzó en 1603 a realizar pequeñas representaciones de danza dramatizada que incluían escenas humorísticas basadas en la sociedad de aquella época. Pronto obtuvo un gran éxito y montó una pequeña compañía teatral compuesta exclusivamente por mujeres, que interpretaban papeles femeninos y masculinos. El carácter distendido de las obras incluía escenas de amor y pinceladas eróticas. En 1629, el 'shogun' -máxima autoridad del país, por detrás del emperador-, prohibió que las mujeres interpretaran 'kabuki' para proteger la moral pública, aunque la crítica social tenía más peso en estas obras que el propio erotismo. Las actrices fueron reemplazas por hombres muy jóvenes y de nuevo la censura de la moralidad, esta vez influenciada por la homofobia, modificó las normas teatrales para que los papeles femeninos solo fueran interpretados por hombres adultos.

En la actualidad, la interpretación en el 'kabuki' sigue estando vetada para las mujeres por norma general, aunque existen algunas compañías que utilizan actrices para los roles femeninos y la formación Ichiwaka Kabuki-za está íntegramente compuesta por ellas. En 2003, fue erigida en Kioto una estatua de Okuni de Izumo para honrar a la actriz creadora del 'kabuki'. Sin embargo, el pasado 27 de marzo durante el desfile de inauguración del teatro, eran ellos los aclamados por los tokiotas.