Activistas prosaharauis se manifiestan en frente del Tribunal Militar de Rabat./ Efe
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Ocho condenas a cadena perpetua en el juicio de Gdaim Izik

Un tribunal militar juzgaba la muerte de once policías en el desmantelamiento de un campamento en 2010

MADRID Actualizado: Guardar
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Marruecos ha impuesto ocho cadenas perpetuas, cuatro a 30 años y siete más a 25 años de cárcel a los 24 saharauis detenidos tras el desmantelamiento, por las fuerzas de seguridad marroquíes, del campamento de protesta de Gdaim Izik erigido en 2010 en las afueras de El Aaiún.

El Tribunal Militar de Rabat ha juzgado a los saharauis durante nueve días sin interrupción. Los delitos que según el tribunal han quedado probados fueron "formación de banda criminal, violencia contra la fuerza pública con resultado de muerte, y mutilación de cadáveres", en grado de autoría o de complicidad. Los saharauis escucharon impávidos las condenas, levantaron el puño en alto y profirieron proclamas por la independencia y la autodeterminación del Sáhara, al igual que han venido haciendo durante el juicio. "A mí no me sorprende nada; es un juicio político y con normas militares; pese a que no hemos visto ninguna prueba inculpatoria, sabíamos que iba a ser así", ha dicho Brahim Dahan, expreso político y presidente de la Asociación Saharaui de víctimas de violaciones graves de derechos humanos (ASVVDH).

Los abogados de la defensa han subrayado que las pruebas incriminatorias no se sostenían y eran bastante débiles, algo que contrasta con las penas de cárcel impuestas. La presentación de armas sin que presentaran huellas dactilares de los detenidos, la proyección de un vídeo donde era imposible identificar a ninguno de ellos, la ausencia de autopsias a los cadáveres y la falta de pruebas de ADN han sido algunos de sus argumentos sobre la endeblez de las demás pruebas. Los detenidos han denunciado de forma sistemática torturas para arrancarles las primeras confesiones, pero el juez se ha negado a investigar sus denuncias

En la madrugada del 8 de noviembre de 2010, las fuerzas del orden intervinieron en Gdaim Izik para desmantelar un campamento de miles de saharauis que protestaban contra las condiciones de vida. Había entonces, según la ONU, unas 3.000 tiendas.

La intervención degeneró en violentos enfrentamientos y desencadenó una revuelta en El Aaiún, la ciudad más importante de Sahara Occidental, donde fueron incendiados oficinas y comercios. Según Rabat, once miembros de las fuerzas del orden murieron y varias decenas resultaron heridos en los enfrentamientos.