Un español muere cuando practicaba snowboard en Francia

Un esquiador de snowboard de 26 años, vecino de Irún, ha muerto ayer tras sufrir un accidente cuando efectuaba saltos en el complejo invernal francés del Gran Tourmalet, que alberga las estaciones de La Mongie y Barèges. El fallecido es Egoitz Napal Larunbe. Según informaron desde la Prefectura de Tarbes, el trágico suceso tuvo lugar sobre el mediodía, en las pistas de Barèges. Al parecer, la víctima perdió el control en uno de los saltos y al caer sobre la nieve impactó con la cabeza sobre la pista.

Las citadas fuentes indicaron que la muerte de produjo de manera instantánea, posiblemente como consecuencia de una fractura en las cervicales. Los efectivos de rescate de la estación se desplazaron al lugar del suceso, si bien nada pudieron hacer por salvar su vida. Desde la Prefectura precisaron que el joven esquiador realizaba saltos que entrañaban cierto grado de dificultad y riesgo. El cadáver del joven irunés fue trasladado al depósito del Hospital de Tarbes al objeto de que le sea practicada la autopsia. Será la necropsia la que determine la causa precisa de la muerte.

Egoitz Napal Larunbe se encontraba acompañado por miembros de su familia, que se habían trasladado a dicho complejo invernal con motivo de las fiestas navideñas. Los allegados realizaron ayer mismo los trámites oficiales con las autoridades galas para la repatriación del cadáver.

La estación invernal acoge estos días a miles de personas que aprovechan las jornadas festivas para disfrutar de la nieve. Las estaciones del complejo Gran Tourmalet constituyen uno de los destinos de muchos aficionados vascos. Fuentes consultadas en el entorno próximo al joven fallecido indicaron que Egoitz era un gran aficionado no solo al snowboard, sino también al surf. Había trabajado en la cadena de artículos deportivos Decathlon, en la superficie que se levanta en el barrio donostiarra de Belartza. Precisamente, por sus conocimientos sobre el surf, había sido asignado a la sección de los deportes de agua. «Era un chico muy majo, extrovertido. Siempre estaba dispuesto a echarte una mano cuando hacía falta; era un gran compañero a quien siempre veíamos alegre», señaló ayer un antiguo trabajador.