Walter Tull, en su época como futbolista. / Archivo
MUNDO 'BRITISH'

Gloria para el primer gran héroe negro de Gran Bretaña

El autor de 'Caballo de Batalla' inicia una campaña para honrar a Walter Tull, el primer oficial de color del Ejército británico

MADRID Actualizado: Guardar
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Si Walter Tull hubiera sido español, es probable que solo Arturo Pérez Reverte se acordara de él. Pero como diría el alter ego de Alatriste, Tull tuvo la suerte de ser británico, así que en estos días, casi un siglo después de morir, su nombre resuena en los medios de comunicación británicos con connotaciones heroicas. El escritor Michael Morpurgo, autor de 'Caballo de Batalla', la novela que inspiró la película homónima de Steven Spielberg, ha iniciado una campaña para que Tull, el primer oficial negro del Ejército británico en toda su historia, reciba todos los honores que en su momento se le negaron. Morpurgo acaba de publicar 'Una medalla para Leroy', una novela que profundiza en la biografía del militar.

Militar y… también futbolista. Porque la vida de Walter Tull resulta apasionante desde su primer minuto. Hijo de un carpintero de Barbados y de una inglesa blanca, o sea, un mestizo, él sin embargo fue siempre considerado un 'negro'. O sea, sus perspectivas vitales no parecían las más alentadoras. Además, con apenas nueve años se quedó huérfano de padre y madre y, junto con su hermano Edward, acabó en un orfanato. Pero a veces uno, o dos, se rebelan contra su destino. Con el tiempo, Edward fue el primer dentista negro del Reino Unido. Walter llegó incluso más lejos.

Walter fue primero futbolista profesional. Jugó en el Tottenham (el equipo de los judíos de Londres) y en septiembre de 1909 debutó en la máxima categoría del fútbol inglés. Se convirtió en el primer jugador de campo negro (antes que él hubo un portero) de la historia. En el Tottenham jugó diez partidos y marcó dos goles, pero pronto dejó de ser titular. Los periodistas de la época argumentaban que el rendimiento de Walter estuvo condicionado por el ambiente hostil que se encontraba en todos los campos en los que su club actuaba como visitante. Para sacudirse la presión fichó en octubre de 1911 por un equipo más modesto, el Northampton Town, aunque luego retornó al Tottenham.

Pero su carrera futbolística terminó en diciembre de 1914. Fue entonces cuando, poco después del estallido de la Primera Guerra Mundial, Walter Tull decidió alistarse en el Ejército británico y pasó a servir en el Batallón de los Futbolistas del Regimiento Middlesex, que debía semejante nombre a que entre sus 8.000 componentes incluía a jugadores del West Ham, del Chelsea o del Liverpool. Su actitud decidida y valiente le granjeó fama entre sus conmilitones. Tull rompió la norma que impedía a los mulatos y a los negros entrar en combate, así que fue el primero de su raza en empuñar las armas para el Ejército de Su Majestad. Combatió en la sangrienta Batalla del Somme (1916), en el norte de Francia, y en 1917 luchó en Italia. En 1918 volvió al frente francés, donde murió el 25 de marzo, a los 29 años, durante la ofensiva de primavera. Cuentan las crónicas que un grupo de soldados arriesgó su vida en las trincheras para intentar recuperar el cuerpo de Tull, así le apreciaban, pero no lo consiguieron. Su cadáver nunca volvió al Reino Unido. En aquellos días, el lugarteniente Pickard pensó en que su subordinado se había ganado el derecho a una medalla. Pickard escribió una carta a la familia de Tull: "Era valiente y concienzudo. Había sido recomendado para la Cruz Militar y la ganó; el comandante tenía una gran confianza en él y los hombres le querían". Por la legislación militar, esa medalla, sin embargo, no se pudo conceder póstumamente en Reino Unido hasta 1979, y en cualquier caso, sin efecto retroactivo para los hombres que la habían logrado antes de esa fecha, de manera que Tull nunca fue condecorado. Por eso, Morpurgo encabeza ahora otra batalla: la de reconquistar el honor que siempre mereció el admirable Tull.