FÚTBOL | PRIMERA DIVISIÓN

El Barça mantiene la velocidad de crucero

Los de Tito Vilanova se imponen al Celta y completan el mejor arranque liguero de la historia del club, con 28 de 30 puntos posibles

BARCELONA Actualizado: Guardar
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Cuando Tito Vilanova asumió la nave azulgrana hizo una petición: que no se le comparara con Guardiola, porque tenía todas las de perder. Se equivocaba. Aunque el de Santpedor culminó los cuatro mejores años en más de un siglo de vida del club, nunca firmó un arranque de campeonato como el del actual inquilino del banquillo del Barça. De diez partidos, nueve victorias y un único empate; 28 puntos de 30 posibles, en el mejor inicio de Liga de la historia de la entidad catalana, lo que disipa las dudas que existían con Tito.

Su novena victoria del curso fue ante un Celta (3-1) que dejó una buena imagen y fue valiente por momentos, pero no pudo con un Barça que juega a ráfagas y que está lanzado. Ante los celtiñas, los azulgrana no hicieron su mejor partido y volvieron a dar muestras de debilidad defensiva, si bien arriba tienen dinamita y cuando no es Messi, es Villa, y si no son los delanteros los que están acertados, llegan los defensas sorprendiendo desde atrás.

Barça y Celta saltaron al césped con ganas de agradar. Juego directo y poca especulación, celebrando en el Camp Nou que por fin regresaban los horarios ortodoxos del fútbol. Así, el partido arrancó vivo, despreocupado, con los dos equipos mirando al área rival. Sobre todo el Barça, que a través de las combinaciones que trazaban Cesc, Villa, Iniesta, Xavi, Pedro y Messi llegaba con bastante facilidad y en un cuarto de hora tuvo hasta cuatro ocasiones claras. Pisaba tanto el campo del Celta, que se olvidaba de defender, lo que permitió a los gallegos disponer de dos balones que no entraron de milagro: uno lo atajó Valdés y el otro salió lamiendo el larguero.

El encuentro no tenía freno, nadie renunciaba a nada y ambos se retaron a un intercambio de golpes muy boxístico, en el que los azulgrana tenían todas las de ganar, porque dieron primero. Corría el minuto 20 y el Barça tocaba y tocaba, con seis o siete jugadores situados en un arco al borde del área, como en un ataque de balonmano. Una jugada muy larga que acabó con un ‘tuya-mía’ entre Adriano y Pedro, que remató el brasileño, prácticamente en su primera incursión al ataque.

El partido estaba tan disparado que casi sin tiempo para coger aire, el Celta hizo el empate. Fue en una contra muy rápida, llevada entre Álex López y Aspas, el mejor de los celestes. López remató desde la derecha, Valdés no pudo blocar y el rechace lo aprovechó Mario Bermejo, un viejo pistolero que siempre tiene una bala en la recámara. El Celta casi no pudo ni saborear las mieles del éxito de igualar la contienda en el Camp Nou, ya que nada más sacar de centro, Villa e Iniesta firmaron una obra de arte que culminó el asturiano después de que el manchego ganara la línea de fondo.

En claro fuera de juego

Media hora y el partido tenía un ritmo endiablado. Pero de alguna manera, alguien debió de advertirles de que a esa velocidad no podían llegar enteros al minuto 90 y a partir de ahí el choque se tranquilizó una pizca y entró en un fase más anodina. Ese paréntesis duró casi hasta el cuarto de hora de la segunda parte. Para entonces, Tito ya había rearmado su defensa con la entrada de Bartra, en lugar de Cesc.

Con cuatro defensas reales y el ‘Pulpo de Badía’ de pivote, el cuadro catalán se reforzó en la trinchera y se protegió un poco más, porque en la primera parte se le veía que sufría con la defensa de circunstancias que inventó Vilanova (Adriano, Mascherano y Jordi Alba). Con el equipo más aseado atrás, las contras llevadas por Iniesta, Xavi, Villa, Messi y Pedro llegaron con más facilidad. El 3-1 logrado por Alba, en claro fuera de juego (por un metro), no hizo sino favorecer el juego al contragolpe de los azulgrana. El Celta siguió intentándolo, a través de Bermejo, Aspas y López, aunque en la segunda parte le costó más llegar a la meta de Valdés. En el Barça, intentaron que Messi pudiera dedicarle un gol a su recién nacido hijo Thiago, pero no pudo ser. El pequeño Messi ya tendrá unas cuantas oportunidades más de ver marcar a su padre.