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tragedia en madrid

Botella prohíbe usar edificios municipales para macrofiestas

Los primeros testimonios apuntan a avalanchas continuas, exceso de aforo y fallos graves en la organización

MADRID Actualizado: Guardar
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"Nunca más, mientras yo sea alcaldesa, cederemos ningún edificio del Ayuntamiento para este tipo de eventos". Así de contundente se ha mostrado la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, en su primera rueda de prensa tras la tragedia que en la madrugada del jueves se cobró la vida de tres chicas de 18 años. Botella ha explicado que "este es el mejor homenaje que podíamos hacer a las tres jóvenes fallecidas".

La investigación apenas acaba de comenzar, todo son por ahora hipótesis, pero las fichas no encajan. La Policía Judicial ya tiene serias dudas de la versión oficial de lo ocurrido en la fiesta de Halloween, que acabó la madrugada del jueves con tres jóvenes muertas y dos heridas muy graves en avalanchas.

Por lo pronto, los vídeos analizados por el Grupo de Homicidios V confirman que el aforo, en el momento del siniestro mortal, era mucho mayor de las 10.600 personas, que son la capacidad máxima del Madrid Arena. Al parecer- según fuentes de la investigación- centenares de jóvenes sin entrada lograron ‘colarse’ en la Thriller Music Park’, poco antes de la cuatro de la mañana, para presenciar la actuación más esperada, la del ‘dj’ Steve Aoki.

Pero las dudas sobre el aforo van mucho más allá del ingreso de asistentes sin entrada. El vicealcalde de Madrid, Miguel Ángel Villanueva, se apresuró ayer a desmentir que hubiera exceso de asistentes. Aseguró que la empresa solo vendió 9.650 entradas para un espacio que podía acoger hasta 10.600 personas. Sin embargo, Diviertt comunicó al consistorio, a través de documentos oficiales, que el evento sería para 7.000 personas “aproximadamente”.

No obstante, son varios los testigos, además, que aseguran que desde los altavoces de la sala se anunció que eran 15.000 las personas congregadas. Asimismo, un miembro de la organización ha confesado a Antena que se vendieron 20.000 entradas y que las 9.650 que asegura el vicealcalde solo se referían a ventas por internet. Solo un relaciones públicas habría vendido otros 6.000 tickets, a los que, según este miembro del equipo, habría que sumar otras 1.000 entradas que reclamó para sí el ‘dj’ Aoki y otras 3.000 que repartieron entre otros relaciones públicas.

20.000 entradas vendidas

La cifra de 20.000 personas casa “mucho más” con los primeros análisis del aforo hechos por la policía, que, siempre basándose en las grabaciones, calculan unas cuatro personas por metro cuadrado en la pista central y en los vomitorios. Sin embargo, el plan de seguridad diseñado para el evento se realizó sobre 7.000 personas declaradas, según sospechan los investigadores, un 33% menos de seguridad y de asistencias médicas: 75 personas de vigilancia, dos médicos y dos ATS para toda la multitud.

También está en duda la versión de que todo se produjo en un momento muy concreto y por una bengala. Los testimonios recogidos por la Policía no hablan de una sola avalancha, sino de continuos “apelotonamientos” humanos y colapso en los dos únicos vomitorios del Madrid Arena que daban acceso a la pista central. Agolpamientos masivos, antes incluso, de las cuatro de la madrugada, cuando comenzó la actuación de Steve Aoki, durante la que se produjo la avalancha mortal.

Según los testimonios recogidos, los movimientos de centenares de jóvenes para entrar y salir de la pista central no se controlaron ni se canalizaron en ningún momento. Las primeras investigaciones también ponen en duda de que la avalancha en la que perecieron las jóvenes fuera provocada por artefacto pirotécnico, tal y como sostiene la empresa organizadora Diviertt S.L. y el propio Ayuntamiento de Madrid.

Efectivamente, en el recinto explosionaron varias bengalas y petardos, pero los testigos aseguran que ningún artefacto provocó una estampida, sino que la avalancha mortal se creó por si sola -poco a poco- cuando una muchedumbre quiso acceder a la pista central para ver de cerca a Aoki y quedó bloqueda por la multitud que ya estaba en el centro del recinto. Al menos un vídeo da cuenta de que la bengala a la que apela el consistorio y los organizadores se encendió cuando la montonera humana ya estaba formada y los servicios de seguridad trataban de rescatar a la gente atrapada.

Los testigos han asegurado a la Policía que solo dos pasillos de los nueve que daban a la pista central estaban abiertos al tránsito, con el consiguiente colapso. El personal de seguridad bloqueó el resto de los vomitorios, cortando así también el acceso a las salidas de emergencia, que se encontraban a ese nivel. Los mandos de la investigación no descartan además otros fallos en la organización desde la entrada de menores a la fiesta (como una de las heridas) a la introducción de materiales peligrosos (como las propias bengalas y petardos).

El aforo, en el punto de mira

Por su parte, el juez decano de Madrid, José Luis González Armengol, ha asegurado que la clave fundamental en la investigación es averiguar si se ha superado o no el aforo correspondiente. El magistrado ha explicado que el número de personas presentes en la fiesta por metro cuadrado se puede comprobar mediante el análisis de vídeos, fotografías y otros estudios.

Ha destacado que controlar si se supera o no el aforo en ese recinto es competencia de la Policía Municipal, mientras que la seguridad del edificio, donde no pueden entrar las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, es de la empresa de seguridad que contrate la organización del evento.

En la investigación de este suceso, cree que también es importante conocer por qué se ha permitido la entrada a menores cuando no estaba permitido y por qué se ha introducido alcohol en mochilas cuando estaba prohibido. A este respecto ha recordado que el control de las entradas era competencia de la empresa de seguridad contratada para ese evento. Ha explicado además que, según la normativa, cuando hay un evento de este tipo, la empresa contratante tiene que ajustarse al plan de autoprotección, que tiene que contar con el visto bueno del titular del inmueble, que en este caso es una empresa pública del Ayuntamiento de Madrid.

Según el juez decano, el plan de autoprotección comporta tres parámetros: el aforo, la seguridad del edificio y el control de las evacuaciones. En cuanto al control de las evacuaciones, en las salidas tiene que haber personas de seguridad por si se producen avalanchas como ha ocurrido en este caso.

El juez decano de Madrid ha indicado también que había constancia de que en este mismo lugar se habían producido algún tipo de incidencias tales como intoxicaciones por ingesta de drogas y de alcohol