Urkullu, en el cierre de campaña. / A. Aldai (Efe)
ELECCIONES 21-O | EUSKADI

El PNV se postula para desalojar al PSE de Ajuria Enea

Todos los sondeos sin excepción apuntan a que el nacionalismo y el independentismo sumarán la mayoría absoluta mientras socialistas y populares serán castigados en las urnas

MADRID Actualizado: Guardar
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El resultado de las elecciones de este domingo en el País Vasco estaba cantado antes de que se convocaran. Todos los sondeos, sin excepción, otorgan la victoria al PNV y detrás la izquierda abertzale aglutinada en la candidatura de Euskal Herria Bildu. Todo apunta a que los socialistas serán la tercera fuerza con un serio retroceso. Los populares también perderán diputados, pero su descalabro se prevé menor.

La campaña vasca ha sido de andar por casa, con un desembarco limitado de los dirigentes nacionales. Tanto Mariano Rajoy como Alfredo Pérez Rubalcaba se han dejado ver poco. Lo previsible de los resultados hizo que los estrategas electorales de los dos grandes partidos decidieran concentrar los esfuerzos en tierras gallegas y dar un perfil menor al País Vasco .

Así como la polémica soberanista ha estado ausente del debate electoral en Galicia, en Euskadi la ola catalana lo ha impregnado todo. Los esfuerzos del PNV y del PSE por centrar la campaña en la crisis y los recortes fueron baldíos porque el cruce de posturas a favor y en contra de la independencia acabó por imponerse, y todos tuvieron que tomar postura. Los extremos lo tuvieron más fácil para fijar posición, el popular Antonio Basagoiti mostró su rotundo rechazo y la candidata de la izquierda abertzale, Laura Mintegi, su apoyo entusiasta.

Iñigo Urkullu planteó que lo primero es abordar las cosas de comer, es decir la crisis, y después vendrían las cosas del ser, la identidad y la relación con España, pero al final tuvo que mostrar sus cartas al hacerse público su acuerdo con Artur Mas sobre la hoja de ruta conjunta para avanzar hacia la soberanía. Los socialistas de nuevo se vieron atrapados en un debate en el que no tienen una postura definida. Su líder, Patxi López, levantó la bandera del federalismo e incluso apoyó una solución a la escocesa con un referéndum de autodeterminación pactado.

Futro de «tijeras»

El debate sobre la crisis fue cosa de dos, Urkullu y López. El líder del PNV se puso el traje de lehendakari desde el minuto uno y, viéndose como el futuro inquilino de Ajuria Enea, avisó de que vienen tiempos de sacrificios y recortes. El todavía presidente del Gobierno vasco denunció el futuro de «tijeras» que se avecina con los nacionalistas y trató de involucrar en la dialéctica al PP, como responsable de los ajustes. Basagoiti huyó como gato del agua de semejante envite. La candidata de Bildu apenas entró en ese terreno y cuando lo hizo fue con un puñado de generalidades.

Pero tanto el debate soberanista como el de la crisis fueron meras exigencias del guión porque las preferencias ciudadanas estaban bastante decantadas. El porcentaje de electores que no tenía decidido su voto al comienzo de la campaña se situaba en el entorno del 20%, una franja estrecha para lo que es usual. El mensaje de la sociedad vasca es claro: la experiencia de un gobierno no nacionalista después de tres décadas de gestión nacionalista no se va a repetir. La crisis, las desavenencias entre los socios populares y socialistas, la eficaz tarea opositora del PNV y la irrupción de la izquierda abertzale en la escena política legal han sido letales para Patxi López y el PSE. Pero también, aunque parece que menos, para Basagoiti y el PP. Todo lo contrario que para el PNV que, pese a perder apoyos en relación a las elecciones de 2009, se consolidará como primera fuerza política en Euskadi; y para EHBildu, que confirmará sus excelentes resultados en las municipales y generales del año pasado