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Henry Fariña, ligado al asesinato del cantautor argentino Facundo Cabral, condenado por narcotráfico

La jueza ha impuesto una pena de 30 años de cárcel al empresario contra el que se dirigía el ataque que acabó con la vida del cantautor

MANAGUA Actualizado: Guardar
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El empresario nicaragüense Henry Fariña, contra quien se dirigía el ataque armado en el que murió el cantautor argentino Facundo Cabral, ha sido condenado en Nicaragua a 30 años de prisión, la pena máxima en este país, por narcotráfico y otros delitos.

Fariña, de 41 años, deberá cumplir su condena en este país centroamericano hasta mediados de 2042 por los delitos de transporte internacional de drogas, crimen organizado y lavado de dinero en perjuicio del Estado de Nicaragua.

La jueza del caso y titular del segundo distrito de lo penal de Managua, Adela Cardoza, ha impuesto a Fariña, un promotor de espectáculos, 17 años de prisión por narcotráfico, nueve años por crimen organizado y siete por lavado de dinero, para un total de 33 años, aunque por ley se le reduce a 30, la pena máxima en Nicaragua.

Fariña, quien promovía los espectáculos de Cabral en la región, fue detenido el 30 de marzo pasado en el Aeropuerto Internacional de Managua, y fue hallado culpable por esos cargos el 27 de septiembre pasado. Cardoza también ha ordenado a Fariña a pagar 6,8 millones de dólares en concepto de multas por narcotráfico y lavado de dinero, y depositarlo en una cuenta a favor del sistema penitenciario nacional.

Cabral había presentado un recital en Guatemala y era conducido por Fariña hacia el aeropuerto que sirve a la capital del país cuando se produjo el ataque armado, supuestamente ordenado por el costarricense Alejandro Jiménez, alias 'El Palidejo', en venganza por el robo de un cargamento de drogas. 'El Palidejo' se encuentra preso en Guatemala, donde espera el inicio de un juicio por el asesinato de Cabral en julio de 2011.

Cabecillas de una red internacional de narcotráfico

Fariña fue detenido en Managua 19 días después de que fuera capturado en Colombia 'El Palidejo'. Según la Fiscalía nicaragüense, Fariña y 'El Palidejo' lideraban una red internacional de narcotráfico que se encargaba de llevar de Costa Rica a Guatemala droga del grupo colombiano de Los Fresas, que tendría como destino final a la banda mexicana de Los Charros, ligada a la Familia Michoacana. La existencia del grupo criminal condenado en Nicaragua salió a la luz a raíz del asesinato de Cabral, cometido el 9 de julio de 2011 en Guatemala.

La jueza ha leído la pena a Fariña y otras 22 personas, entre ellos dos de sus hermanos y un exmagistrado del Consejo Supremo Electoral de Nicaragua, acusados de pertenecer a esa banda criminal. Cardoza ha impuesto penas a los demás procesados que oscilan entre los cuatro y 30 años de prisión. A los hermanos del empresario nicaragüense, Pedro y Karla Fariña, les ha impuesto 24 años, en el caso del primero, y ocho años, en el de la segunda.

Al exmagistrado del Consejo Supremo Electoral de Nicaragua Julio César Osuna le ha impuesto una pena de 23 años por lavado de dinero, crimen organizado y "falsificación ideológica", le ha ordenado pagar unos 725.000 dólares en concepto de multa y lo ha inhabilitado del ejercicio de abogado y notario público por nueve años. Según la jueza, Osuna facilitó documentos de identidad nicaragüenses falsos a los miembros de esa banda, incluido a 'El Palidejo', que se movilizaba en Nicaragua bajo el nombre de José Fernando Treminio Díaz.

A los pilotos colombianos Javier Darío Euscategui y Gonzalo Rugeles Pérez, capturados en Nicaragua en mayo pasado y señalados de robar dos meses antes una avioneta en el aeropuerto internacional Eldorado, en Bogotá, les ha impuesto una pena de 27 y 25 años, respectivamente. Solo uno de los procesados, William Vargas Conrado, fue absuelto por la jueza, por falta de pruebas.

A lo largo del juicio, que comenzó el pasado 22 de agosto, declararon 78 testigos, entre agentes antinarcóticos y trabajadores del centro nocturno que dirigía Fariña en Nicaragua, y otras personas, la mayoría con los rostros cubiertos para resguardar su identidad.