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Exculpan al Ejército israelí por la muerte de Rachel Corrie

La joven, propalestina de 23 años, fue arrollada por una excavadora militar en 2003 en la franja de Gaza y el Tribunal considera que el suceso fue accidental

MADRID Actualizado: Guardar
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El Tribunal Superior de Haifa ha exculpado hoy al Ejército israelí de la muerte de la activista propalestina estadounidense Rachel Corrie, arrollada por una excavadora militar israelí en 2003 en la franja de Gaza. "Estamos obviamente muy decepcionados con el veredicto, aunque he de decir que no ha sido del todo inesperado", ha dicho la portavoz de la familia, Stacy Sullivan, que ha alñadido que los padres de la activista "apelarán la sentencia". "El Ejército israelí fue negligente y es responsable de la muerte de Rachel y debería ser responsabilizado de la misma", ha agregado la portavoz.

La Corte ha sentenciado que la muerte de la joven, que tenía en aquel momento 24 años, fue accidental y que ella misma se puso conscientemente en situación de riesgo. "Se trató de un accidente desafortunado y no de una acción intencionada", ha señalado el juez Oded Gershon, que ha añadido que Corrie estaba en el lugar "de forma ilegal", puesto que se trataba de una zona militar cerrada, informó el diario digital 'Times of Israel'.

"Se puso ella misma en una situación de peligro y se quedó en pie delante de una gran excavadora en un lugar donde su operario no podía verla. No se distanció como hubiera hecho cualquier persona razonable. Su muerte es resultado de un accidente que ella provocó contra sí misma", ha dictaminado el juez.

La familia pedía a la Justicia una compensación de más de 300.0000 dólares, al considerar que el soldado que conducía la excavadora mató a su hija intencionadamente. El Ejército, por su parte, argumentó desde el primer momento que el conductor no pudo ni oír ni ver a la joven desde la cabina donde se encontraba y explicó que pidió reiteradamente a los activistas que abandonaran la zona por medio de gritos, gases lacrimógenos y granadas de estruendo.

Corrie se encontraba junto con otros activistas del Movimiento de Solidaridad Internacional en la localidad de Rafah, en el sur de la franja de Gaza, para tratar de impedir la demolición de viviendas palestinas en zona, que el Ejército decidió derribar para tener mayor visibilidad e impedir actividades terroristas.