ANDALUCÍA

Griñán renueva su Ejecutiva con el plante de los 'rubalcabistas'

El secretario general de los socialistas andaluces reduce el órgano de gobierno del partido e incorpora como novedad a la sevillana Amparo Rubiales

ALMERÍA Actualizado: Guardar
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Una guerra interna se ha desatado en el PSOE andaluz. Desde hace casi dos décadas los congresos de los socialistas andaluces solían resumirse en un titular manido a fuerza de repetirse, el que hacía referencia al liderazgo reforzado de su líder tras recibir el apoyo de más del 90% del partido. Pasó con Chaves desde 1997 y con Griñán en 2010 cuando fue aupado a la secretaría general en sustitución del primero. Hasta que ayer el congreso socialista que se barruntaba tranquilo pegó un respingo en el recuento de la votación a la candidatura de Griñán a la secretaría general. Griñán ha renovado su liderazgo de forma holgada, es verdad, al contar con el 71% de los votos, pero la oposición de un 28,7% de los delegados no solo rompe con la tónica de los congresos socialistas de dos décadas, sino que pone de manifiesto una división interna en el partido no conocida desde la pelea entre renovadores y guerristas.

Un total de 159 delegados claramente mostraron que no le quieren como secretario general al depositar su papeleta en blanco. Se trata del sector de críticos con Griñán de procedencias diversas, pero llamados rubalcabistas por haber apoyado al secretario general del PSOE en las primarias de febrero.

Griñán no solo no sale reforzado del duodécimo congreso, sino que debe ahora llevar el timón de un partido si no dividido sí roto, con una brecha importante. Solo en 1994 Chaves recibió un rechazo tan grande a su candidatura, cuando otro 34% votó en blanco. Desde entonces, Chaves acuñó una filosofía, la de la paz interna como fuera con la integración de los críticos de cada momento. Así él salía fortalecido. Griñán ha roto también con esta filosofía.

Exclusión

Su reacción ha sido otra. La nueva ejecutiva que se votará hoy no cuenta con ningún crítico. «No voy a sentar a mi mesa a quien no me quiere como secretario general», advirtió en un encuentro informal con los periodistas antes de que anoche se cerrara la lista. Para Griñán los críticos han roto con el «mandato representativo» de quienes le votaron como delegados, ya que se comprometieron a respaldar su candidatura. Los críticos lo niegan.

Griñán delega en Mario Jiménez el control del PSOE andaluz, situándole como vicesecretario general. Jiménez será además la voz del partido cara al exterior. Griñán explicó que es un error hacer coincidir en el secretario de Organización el discurso del partido y el orden interno.

Jiménez sustituye a Susana Díaz, quien sale de la ejecutiva regional para aspirar a la secretaría general del partido en Sevilla. El granadino Francisco Álvarez de la Chica suplirá a Jiménez como portavoz del Parlamento.

Griñán ha hecho la ejecutiva que quería y el modelo de partido que tenía pensado hacer hace dos años. Un partido al que comanda a salir a la calle, conectar con los ciudadanos y diferenciarse del poder institucional que el PSOE ejerce en la Junta de Andalucía. Una ejecutiva más reducida respecto a la anterior de 40 miembros. Jiménez dirigirá seis grandes áreas, con secretarías que adquieren protagonismo propio como la de Ideas, de la que dependerá la Fundación Alfonso Perales. Griñán desea que esta fundación sirva para captar simpatizantes que no necesariamente se afilien al partido. Al cierre de esta edición se contaba con que la exministra de Cultura, Carmen Calvo, sea quien lleve el área.

La incógnita anoche era cómo iba a resolver el problema de Jaén. La mayoría de esta delegación forma parte del sector de críticos que no votaron al secretario general. Si los deja fuera de la ejecutiva regional, muestra también su hacha de guerra a Gaspar Zarrías, dirigente en la sombra del PSOE de Jaén.

Hasta que ayer no depositaron sus papeletas sin nombre los críticos a Griñán no tenían cuerpo. Eran solo «literatura», según palabras del propio secretario general que el primer día del congreso se atrevió a dudar de su existencia. «Yo no tengo críticos, que yo sepa». Pues haberlos, haylos. Y le han declarado la guerra.

Zarrías y Pizarro

¿Quiénes son estos críticos? Hasta ahora se les ha identificado con los rubalcabistas, pero no todos los que votaron a Rubalcaba en el congreso federal lo son; El legendario José Caballos, por ejemplo. En este congreso se han identificado con las listas de delegados alternativas a las oficiales de las provincias de Sevilla, Córdoba y Málaga. La mitad de la delegación de Cádiz que lidera el secretario general, Francisco González Cabañas, afín a Luis Pizarro, está en el grupo. Pizarro también. Todos ellos no hubieran sumado peso si Jaén no se hubiera adherido. Su paso adelante ha dado el vuelco al balance de este congreso que se preveía sin sobresaltos. La mayor parte de la delegación de Jaén, unos 70 delegados, con su secretario general al frente, Francisco Reyes, se presume que ha rechazado a Griñán. Se trata del sector afín a Gaspar Zarrías.

Los críticos habían reprochado a Griñán el viernes su falta de diálogo con las provincias, la factura electoral por el caso de corrupción de los ERE, falta de autocríticas por la pérdida de tres elecciones y 700.000 votos y maneras poco flexibles a la hora del trato con quienes discrepan sobre su forma de llevar el partido. Nada hacía presagiar que irían a dar este paso dado que pese a dichas amonestaciones habían respaldado el informe de gestión del secretario general con el 95,56%.

Algunas fuentes creen que se la tenían guardada al presidente de la Junta desde hace tiempo y que jugaron al despiste con el respaldo al informe de gestión para sorprender con el varapalo a su candidatura. Sin embargo, tanto críticos como el propio Griñán coincidieron en otra interpretación. La de que ha sido una respuesta a su discurso a puerta cerrada la tarde del viernes. Griñán, tras oír las quejas de los descontentos de cada provincia, les recriminó que no fueran de frente, que dijeran a la prensa lo que no se atrevían a decirle a él.

También les advirtió de que si le pinchan, sangra y si le empujan, se cae. «Muchos han salido enfadados por que no entendían por qué les estaba regañando», dijo un dirigente de los críticos. El alcalde de Dos Hermanas, Francisco Toscano, fue el único que quiso hablar ante el micrófono: «Quizás la intervención de Griñán, que fue un poco brusca y desacertado, ha influido en que muchos delegados no le hayan votado», dijo según Europa Press.