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La flor de Capello frena a España en Wembley

La versión más italiana de Inglaterra aleccionó a los campeones sobre lo que les espera en la Eurocopa

ENVIADO ESPECIAL A LONDRES Actualizado: Guardar
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España recibió un serio aviso en Wembley de lo que le espera en la Eurocopa. No se mereció perder pero cayó ante la Inglaterra más italianizada de la historia. Un rival acomplejado que se cerró como si fuera Estonia, tuvo su momento de gloria y lo aprovechó. Pero así es como jugarán todos los adversarios a los campeones en Ucrania y Polonia, y no queda otra que asumirlo y buscar alternativas.

El gol de Lampard fue un castigo excesivo e inesperado pero representó la segunda derrota de los hombres de Del Bosque en 2011. No es casualidad que la primera fuera ante Italia, también en un amistoso de enjundia, y ésta ante unos británicos que bien podrían ser los ‘azurri’ dirigidos por Fabio Capello, con su cuerpo en Wembley y esa flor en la solapa para simbolizar que también participaba en la boda de Pierfilippo, su hijo pequeño, en Milán.

Tras el célebre ‘God save the Queen’, que pone los pelos como escarpias en el templo del fútbol, y el emotivo minuto de silencio en memoria de los caídos británicos desde la I Guerra Mundial, Capello envió a su tropa a la trinchera. Es cierto que faltan jugadores locales de fuste en la ‘Premier’ pero con razón no quieren al italiano los inventores del fútbol. Acostumbrados al ida y vuelta de su Liga, sufren al ver un equipo con diez hombres detrás del balón. Por muy superior que sea España, y por más que se noten ausencias como las de Gerrard y, sobre todo Rooney, se espera mucho más de un clásico que se clasificó para el Europeo sin conocer la derrota. Defensa numantina y un gol. Aunque ganen, su hinchada les exige más.

Embudo español

Los ingleses, empero, supieron cortar las alas a España, con mucha posesión pero escasa llegada, sobre todo hasta el descanso. Le faltó profundizar por los costados para no transformarse en un embudo, y mucha más rapidez en la circulación de balón. También alguna alternativa en el juego que impida caer en lo previsible. Solo Xabi Alonso, con esos cambios de orientación que le caracterizan, cambió de registro. A Xavi se le vio poco y, sin director, la orquesta no toca igual de acompasada.

Como se intuyó desde el mismo momento en el que facilitó la convocatoria, Del Bosque evitó experimentar de inicio en Wembley. En este lugar sagrado es mejor no jugar con fuego. Cualquier amistoso adquiere una enorme relevancia y es preferible no arriesgar, tomárselo como un duelo de competición. Si en `Old Trafford’ nació el ‘tiqui taca’ con aquel soberbio gol de Iniesta que tumbó a los ingleses, en este santuario londinense iniciaba España su preparación para la Eurocopa, tras adquirir el billete con tanta facilidad y antelación que pareció rebajado. Y lo hizo fiel a su estilo pero sembrando alguna duda.

‘La Roja’ salió con un once que dejó tres conclusiones muy claras. Arriba, Del Bosque ratificó la idea de jugar sin un ariete puro, al más puro estilo Barça. Una idea avanzada en los últimos compromisos y refrendada sin éxito ante los ‘pross’. Fernando Torres no atraviesa su mejor momento, Fernando Llorente apenas cuenta, Negredo está lesionado y a Soldado prefiere no reclutarle. Silva, indiscutible desde que se quejó de su condición de secundario, arrancó por la derecha pero a los diez minutos Del Bosque le llamó a la banda para se trasladara al centro.

El canario se permutó como falso ‘9’ con Villa e incluso el reaparecido Iniesta. No fue su mejor partido, aunque intentó demostrar el activo ‘citizen’ por qué ha enamorado a los ingleses desde que aterrizó en las Islas para asumir el liderazgo en el Manchester City. Ha ganado protagonismo. Se ofrece, pide siempre el balón, lo juega con enorme criterio, asiste y trata de terminar las jugadas. Es una referencia.

La reválida de Alba

La segunda decisión afecta a Jordi Alba. El valencianista se estrenó con éxito ante Escocia y repitió frente a los ingleses. Una reválida ante el veloz Walcott para saber si puede ser titular en el Europeo y ocupar el hueco que ha dejado vacante Capdevila, con Nacho Monreal a la expectativa. Cumplió sin más el catalán. No se complicó ni trató hacer más de lo que sabe. Le faltó ser más protagonista y profundizar, pero seguramente fue un consejo del técnico.

Y la tercera fue ver a Ramos de central, en el puesto donde a mejor nivel actúa en el Real Madrid de Mourinho aunque llegó a él por accidente, debido a la lesión de Carvalho. Un recambio sobresaliente para un Puyol mermado. Está rapidísimo el de Camas, capaz de cerrar su zona y de auxiliar a los laterales. Darren Bent, el fornido delantero del Aston Villa, no ganó ni un duelo hasta que remató al palo en la jugada del gol, donde saltó junto a Busquets. El flanco derecho fue para un discretísimo Arbeloa, un defensa más atento en lo táctico para esa demarcación que el sevillano y acostumbrado al fútbol inglés por su militancia en el esforzado Liverpool que construyó y derribó Rafa Benítez.

Pese a que el dominio español fue incuestionable, tampoco Hart tuvo que intervenir apenas en el primer acto. Más que Casillas, espectador de lujo en su día señalado, pero en ningún caso decisivo. La mejor ocasión de ‘La Roja’, no muy clara, fue un remate alto de Busquets, a centro de Alonso. Hubo otra pintiparada de Silva, que se plantó en solitario ante el portero que tan bien conoce del City, pero que cortó el asistente de forma errónea.

Sin Xavi no hay orquesta

Del Bosque hizo tres cambios de una tacada en el descanso. Buscó más gol y profundidad con Mata y Cesc, titularísimos en cualquier otra selección del mundo, y dio descanso a Silva y al apagado Xavi. La fisonomía del partido permanecía inalterada pero los ingleses encontraron un golpe de suerte. Una falta lateral, evitable a todas luces, bien tocada por Milner, cabeceada a la madera por Bent y remachada por Lampard. Ni se lo creían.

Pisó el acelerador España y pudo empatar pronto, pero Villa se escoró demasiado tras driblar al portero y la tiró al exterior de la red. ‘La Roja’ no hallaba la fórmula y Del Bosque cambió de plan. Quitó a Busquets, al entender que le sobraba un medio de cierre, e introdujo a Fernando Torres, el más abucheado en Londres. Tocaba jugar con dos puntas. Se merodeó el gol pero no hubo manera. Villa estrelló un remate en la madera y Cesc desaprovechó dos. Sin duda, fue un amistoso para aprender. Al toque hay que acompañarlo de más intensidad.