Ibaka, con la selección española, durante el pasado Europeo de Lituania. / Ap
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Contrato temporal para el congoleño Ibaka

El Real Madrid se hace con los servicios del ala-pívot campeón de Europa para los próximos dos meses

MADRID Actualizado: Guardar
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Hace seis años un adolescente llamado Serge Ibaka alternaba las pachangas de los campos de arena de Brazzaville cada segundo que no tenía que ayudar a su abuela. Su portentoso físico, heredado de sus padres, destacaba entre los compañeros de juegos cuando le descubrió un histórico de baloncesto español, el centroafricano Anicet Lavodrama. Entonces Serge le contó su tragedia personal, una de las múltiples vidas castigadas que se suceden en África. Ibaka había perdido a su madre y a su abuelo en una guerra civil, su padre permanecía en la cárcel sin fecha de liberación y se abuela se encargaba del joven y de sus otros 16 hermanos.

Lavodrama le consiguió una oportunidad en Europa y el congoleño pudo protagonizar un cuento que antes sonaba a fantasía en su Zaire natal. Su actitud y sus condiciones propiciaron una oportunidad en la vecina Manresa para disputar la ACB al tiempo que se multiplicaba su presencia en los 'campus' de reclutamiento y exhibición orientados hacia la NBA. En Cataluña, Serge descubrió una rutina diaria completamente diferente, con un tutor que velaba por sus necesidades y un ambiente enfocado al deporte en el equipo de Hospitalet. Su sonrisa se amplió y sus ojos se iluminaron aún más cuando se extasió con el Paseo de Gracia de Barcelona, la siesta, y compartió con otros muchachos de su edad sus deseos de jugar al baloncesto. Sin penurias ni desdichas la vida tenía otro sentido.

No tardó en dar el salto al otro lado del Atlántico y formar parte de los City Thunder de Oklahoma. En Estados Unidos su progresión se sostuvo hasta convertirse en uno de los mejores defensores de la competición norteamericana. En verano de 2011 la Federación Española de Baloncesto le reclutó para el equipo nacional gracias a su nacionalización y Serge mostró desde la cancha su agradecimiento a su país de acogida. En Lituania se integró en la generación más exitosa del baloncesto ibérico, ganó el Eurobasket, el cariño de los aficionados y recuperó las ganas por volver a España.

Ante la espera por el cierre patronal en la NBA el Real Madrid ha aprovechado para ofrecerle dos meses en el equipo, un sueldo de unos 200.000 euros y una cláusula de salida por si antes se inicia la competición en Estados Unidos. Ibaka ha aceptado, dejará sus entrenamientos en Miami y jugará hasta Navidades en el equipo blanco, donde recibirá trato de estrella. "Es un orgullo pasar a formar parte del club", ha señalado este gran aficionado al fútbol que se decanta por Gerard Piqué como su jugador favorito. Lejos quedarán sus dificultades de la infancia en la orilla derecha del río Congo. "Agradezco esta gran oportunidad tanto deportiva como personal", ha reconocido quien con 22 años contará con un contrato temporal que difícilmente alcanzará cualquiera de sus compatriotas en España.

Por el contrario, Nikola Mirotic -ahora está jugando 22 minutos de media- volverá a ser eclipsado por el africano, quien le restó posibilidades para ocupar la única plaza de nacionalizado en la selección española y quien acaparará más minutos en la posición de ala-pívot en el equipo de Pablo Laso. La posibilidad de disponer de un 'nba' ha sido más fuerte que la de reforzar la débil posición de base, pero la capacidad de seducción del juego de Ibaka desviará la atención de cualquier necesidad hasta que regrese a Oklahoma.