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La Masia, pero ya sólo como concepto

El Barça traslada la residencia de deportistas de la histórica casa de payés a un edificio nuevo en la Ciutat Esportiva

BARCELONA Actualizado: Guardar
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Duele, costará lágrimas, como las que ya se les cayeron bajo sus históricas paredes a Guillermo Amor, Víctor Valdés y Andrés Iniesta cuando sólo eran unos niños y añoraban a sus familias, pero el crecimiento del FC Barcelona a todos los niveles no ha dejado elección: este 30 de junio, La Masia, la casa de payés anexa al Camp Nou, dejará de ser el hogar de las futuras estrellas del club.

La nueva residencia de deportistas, ubicada en un lateral de la Ciutat Esportiva de Sant Joan Despí inaugurada en enero de 2009, también se llamará La Masia, pero de una forma simbólica, acompañada de un nombre más adecuado para los nuevos tiempos: Centro de Formación Oriol Tort, en honor de uno de los hombres que más hizo por el fútbol base azulgrana. Cuando los distintos equipos de la cantera comiencen en julio sus pretemporadas en los campos del complejo deportivo, los chicos internos ya dormirán en un edificiode casi 6.000 metros cuadrados, distribuidos en cinco plantas, entre ellas una subterránea, y con capacidad para 123 plazas, 83 de las cuales serán destinadas a residentes. Las 40 restantes serán para concentraciones de equipos profesionales.

Es el proceso lógico de un equipo campeón que debe mejorar sus instalaciones y la atención a su materia prima, los futbolistas, pero sentimentalmente será duro para los que pasaron por La Masia de Can Planes, que desde el 20 de octubre de 1979 se empleó como residencia de jugadores y que en 2009 cumplió 30 años que se celebraron ya con la tristeza de saber que se había comenzado a construir la nueva vivienda. Entre sus primeros inquilinos se encontraba Guillermo Amor, con 12 años recién cumplidos, que luego subió todos los peldaños hasta triunfar en el primer equipo. Curiosamente, ahora es el responsable del fútbol base y sabe mejor que nadie que el cambio es para mejorar por mucho que toque el la fibra y el corazón del barcelonismo.

Un edificio histórico-artístico

La Masia, construida en 1702, no se derribará. Está catalogado como un edificio histórico-artístico por el Ayuntamiento de Barcelona y se convertirá en una especie de sede institucional de club, espacio para reuniones y para recepciones de los equipos rivales. Aunque los números rojos del club han provocado más que rumores (algún directivo habló más de la cuenta...) sobre un posible uso comercial como restaurante o comercio similar. De todos modos, sus 610 metros cuadrados distribuidos en dos plantas y un desván, no dejaban lugar a la opción: en su interior sólo se podían alojar 12 deportistas, mientras que 48 ocupaban habitaciones habilitadas en el Gol Norte del Camp Nou, el más cercano a la casa rural.

Durante la construcción del Camp Nou, en 1957, acogió a los arquitectos y los peritos que dirigían la obra del estadio. En el periodo presidencial de Enric Llaudet sufrió una remodelación y se amplió para albergar la sede social del club, que se inauguraría el 26 de septiembre de 1966. Pero el crecimiento de la entidad y la creación de diversas secretarías dejó nuevamente la Masia en desuso hasta que Josep Lluís Núñez le sacó rendimiento al convertirla el 20 de octubre de 1979 en la residencia de los jóvenes jugadores con domicilio lejos de Barcelona.

Fue el gran legado de Núñez, especialmente si se tiene en cuenta que allí se formó como futbolista y como persona, y también como entrenador aunque todavía no era consciente de ello, un delgadísimo niño de un pueblo cercano a Manresa, Santpedor, que ha sido clave en los éxitos de los últimos 20 años: Pep Guardiola. Primero como jugador de la mano de Johan Cruyff, otro que siempre supo que en La Masia se cocinaba fútbol, y luego como técnico en la época actual. Lo que sí está desapareciendo ya es el entrañable campo de fútbol situado entre La Masia y el Camp Nou. Las excavadoras han avanzado casi por traición, a espaldas de las cámaras, quizás para no herir a todas las generaciones de barcelonistas que se entrenaron allí desde 1979 hasta 2009, a cuatro pasos de la Diagonal, ante la vista de quien pasara por allí aunque no le gustase el fútbol. Ahora será un aparcamiento de coches en los días de partido.

La ley del fútbol

El terreno no tenía ni las dimensiones reglamentarias, incluso estaba desnivelado, pero pese a todo allí se fabricaron títulos, como las dos primeras Copas de Europa en 1992 y 2006. Cuando Guardiola volvió como entrenador, preguntó por aquel proyecto de Ciutat Esportiva y todo se aceleró. El cambio de escenario para los entrenamientos también costó desde el punto de vista emocional, pero se ha visto acompañado de tantos éxitos que, estableciendo un paralelismo con la nueva Masia-Centro de Formación Oriol Tort, el fútbol base todavía puede ir a mejor. De dormir en literas en plan cuartel militar, pasarán a ocupar habitaciones de cuatro y dos camas, todas exteriores, con armario, escritorio y aseos en su interior.

Desaparece La Masia al mismo tiempo que puede irse a la Roma su inquilino más goleador, Bojan Krkic, un símbolo de la cantera azulgrana, mientras nadie sale a comunicar oficialmente que Thiago Alcántara, otra perla de la casa, es intransferible aunque vuelva Cesc Fàbregas, que también pasó por la mítica estancia. Es la ley del fútbol. El fútbol base azulgrana seguirá produciendo talentos sea el edificio de los residentes más vetusto o más moderno, pero no todos van a caber en un primer equipo que ya está repleto de canteranos. Eso sí, los que lleguen a la nueva residencia ya no tendrán que hacer cola para llamar a la familia en el único teléfono disponible, como recuerda Iniesta de su estancia, no tan lejana, en tiempos sin móviles ni internet. Entonces sólo tenían una diversión: el fútbol. Ahora hay más distracciones. El tiempo hablará.