música | Primavera Sound

Los indignados del Primavera

No quiero frivolizar con el término 'indignado' dadas las últimas circunstancias, pero no existe mejor manera de definir lo que sucedió en la jornada de ayer en el festival

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Está claro que este año la cifra prevista ha superado con creces las mejores previsiones de la organización. Llegar a las 17.30 horas al recinto y corroborar que la afluencia de gente ya supera con mucho lo habitual a esas mismas horas en las ediciones precedentes es señal de que el festival crece a muy buen ritmo. Lo que no ha sido tan buena idea es el tema, para empezar, de las tarjetas monedero. Arrancando ayer jueves la cita en el Fórum, el festival decidió poner en marcha el día antes la activación de las cuentas de cada tarjeta a través de su página en Internet. A las pocas horas del lanzamiento del servicio, la web cayó. El servidor no pudo soportar tanta carga de datos en tan poco tiempo. No se restableció en el resto del día y la opción para todos los asistentes fue acercarse al recinto a cargar allí mismo las tarjetas. Eso para quienes ya la tuviesen gracias a su asistencia a las actuaciones del día antes. Pero la mayor parte del público llegaba ayer mismo a Barcelona, por lo que a la cola de la recarga los recién llegados tuvieron que sumar el tiempo de recogida de la pulsera con un tiempo medio de una hora en completar ambas tareas.

Sólo la mitad de las taquillas para tal función previstas en inicio estaban en uso. La otra mitad no entró en funcionamiento hasta llegada la noche. Al parecer, otro problema informático imposibilitaba su utilización. Al poco tiempo de poder cargar la tarjeta dejaron de funcionar los datáfonos de cada barra dispuesta en el recinto para ofrecer bebidas a los asistentes, por lo que resultaba imposible consumir nada ya que, en principio, no estaba prevista tampoco la posibilidad de cobrar en efectivo, o con el antiguo sistema de tickets, las consumiciones ofrecidas. Tampoco disponían de una caja al uso. Ni siquiera tenían cambio en efectivo. Algunos asistentes, angloparlantes la mayoría, empezaron a perder los nervios. Twitter comenzaba a echar humo y los trabajadores más cercanos a la gente pagaban el pato.

El asunto no funcionó mejor en la zona 'pro' para acreditados e invitados. La espera para obtener una consumición, que en el caso de la prensa es siempre de pago, es de más de tres cuartos de hora en cada caso. También para la comida. El 3G no va en esa zona y muchos dispositivos móviles y portátiles no consiguen enganchar a la WIFI. Ni siquiera existe una cobertura telefónica normal en las nuevas zonas habilitadas en el recinto. Ni qué decir tiene que del escenario Pitchfork al escenario Llevant se puede tardar en llegar una media de 20 minutos, ideal si se solapan los conciertos porque la decisión está clara. Ni siquiera hay que intentar llegar a ver parte del final de otro concierto coincidente. No merece la pena llegar a los aplausos finales. Salvo para quedarse con el mal sabor de boca de haberse perdido algo importante. Los informadores con chaleco amarillo no informan porque ni ellos mismos saben lo que está pasando.

Hablando de música

Pero lo que debería ocupar la atención del Primavera Sound es la música y la jornada arrancó con buenas propuestas. Cults y Sonny & The Sunsets se solaparon ayer a partir de las 19.15 horas. En teoría no hay problema porque el sonido es un tema muy cuidado por la organización del festival de la capital condal. Ambas actuaciones disfrutaron de un amplio público que aún no había comenzado a embriagarse del descontento general del ambiente, aunque comenzaba a padecer los primeros síntomas. El tema del sorteo de las invitaciones para asistir al concierto de Sufjan Stevens a las 20.30 horas en el Auditorio también fue había sido motivo de malestar la jornada anterior. Una de las alternativas más destacables para quienes nos quedamos sin entrada fue el concierto de ‘Of Montreal’ a las 20.00 horas que logró recuperar el espíritu buenrrollista del respetable gracias a una actuación muy al estilo Scissor Sister con una puesta en escena divertida, circense, travestida. Pop de cabaret y lo fi con ‘Coquet Coquette’ y ‘Famine Affair como estandartes ofrecieron los ritmos más bailables de la tarde. Cuando concluyeron los norteamericanos llegó el turno de Glasser, en el reconvertido escenario Pichtfork. Cameron Mesirow se deshizo etérea con los temas electrónicos casi intangibles de su último trabajo ‘Ring’ (2010). Poco más tarde el escenario Unplugged de Ray Ban acogió la actuación de Blank Dogs que arrancaron con dificultades de sonido, pero lograron hacerse poco a poco con un público entregado que no podía respirar ni dentro, ni casi fuera del pequeño recinto dado el volumen de gente. El año pasado ya sucedió lo mismo con la actuación aquí de The Charlatans. Las propuestas en acústico de este escenario ganan adeptos cada año.

Grinderman, la actuación más esperada de la noche, arrancó poco después de las 23.00 h. La sola presencia en el escenario de Nick Cave inunda siempre cada recinto, por enorme que sea. Pero Warren Ellis, su compañero musical de los últimos años, no le va a la zaga. De las maracas a la percusión y de aquí a las maracas de nuevo para utilizarlas como baqueta, entre los dos (y el resto de la magnífica formación) poco a poco consiguieron que los asistentes se olvidasen de los infortunios padecidos recuperando las razones por las uno está dispuesto a soporta según qué cosas. Alternando ‘Get it on’ con baño de masas con descenso a las gradas del público incluido, y sus otros dos singles ‘No pussy blues’ y "(I Don't Need You To) Set Me Free’ demostraron una vez más por qué consiguen llenos de gente dispuesta a palmear lo que Nick ordene, a corear lo que Nick decida o a bailar al son de lo que la banda de Nick y Warren disponga. Despertaron, al cabo, los instintos más primitivos del Eros entre los asistentes y, por un momento, consiguieron hacernos olvidar la cara más amarga de la velada. The Walkmen coincidieron en hora y actuaron en un escenario bastante alejado. Los que hasta ahora eran considerados teloneros e The National y comienzan a demostrar su buen hacer por si solos en los directos no tuvieron buena suerte ayer en el reparto de horarios.

Poco después llegó el turno de Interpol. La banda de Paul Banks publicó el año pasado un disco homónimo con el que la prensa especializada no se pone de acuerdo. Pero la voz de Paul cautiva siempre en directo. Además, los chicos de Interpol con nueva formación en sus filas no se limitaron a presentar sus últimos temas. Apostaron sobre seguro y dieron pie a la revisión de todos sus hits. ‘Slow hands’, ‘Mammoth’, ‘Heinrich Maneuver’ y ‘Obstacle 1’-con la que cerraron su actuación, fueron garantes de los buenos resultados de su concierto. Mientras, Suicide llenaban el escenario Ray Ban a la misma hora rescatando su primer trabajo con ‘Ghost Rider’ como himno.

Con Flaming Lips, gran parte del público asistente cerró la noche. A la espera de que hiciesen acto de presencia sus burbujas flotantes, la sorpresa de su concierto llegó con una suerte de performance con El Mago de Oz como referente.

Las actuaciones de hoy

A la espera de que los problemas técnicos, protocolarios y organizativos hayan encontrado solución, el cartel de hoy viernes anticipa la posibilidad de una afluencia de gente aún mayor que la del día anterior. The National, Belle & Sebastian y Pulp llenarán sus escenarios a las 21.45, 22.45 y 01.45 horas respectivamente, pero muchas más propuestas tan atractivas como M. Ward, Deerhunter o Ainara Legardon prometen movimiento de un lado a otro del flujo de gente en el Fórum. Los conciertos de Explosion in the sky y de Low, por ejemplo, suponen una contraprogramación a otros nombres citados y una de esas disyuntivas que lleva aparejada tradicionalmente cada edición del Primavera Sound: ¿Con cuál me quedo? Y cada año es más difícil elegir.