violencia en irak

Dieciocho muertos en un motín de Al-Qaida en una cárcel de Bagdad

El cabecilla terrorista, identificado como Abu Hazifa al Batawi, robó el arma de uno de los agentes mientras era interrogado y llevó a cabo el ataque

BAGDAD Actualizado: Guardar
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Diez presuntos miembros de Al-Qaida y ocho policías murieron en la madrugada del domingo en Bagdad en el motín que tuvo lugar en una prisión provocado por un hombre acusado de haber preparado la matanza en una catedral siria católica de la capital, informaron el domingo las autoridades. El motín se produce en un momento en que las fuerzas de seguridad temen un aumento de la actividad de la rama iraquí de la nebulosa islamista que podría tratar de vengar al jefe de la organización, Osama Bin Laden.

El motín, que duró varias horas en un centro de detención de la unidad de lucha antiterrorista del ministerio del Interior, costó la vida a cuatro oficiales. Entre los muertos figura el general Moayed Al Sayed, jefe de esta unidad para el sector de Karrada, y otros cuatro agentes, ha indicado un alto responsable iraquí del contraterrorismo que pidió mantener el anonimato.

El motín comenzó cuando los policías interrogaban a un presunto responsable de Al-Qaida, Huthaifa al Bataui, para tratar de obtener informaciones sobre posibles proyectos de represalia de la organización. Bataui está acusado de haber coordinado el sangriento atentado contra la catedral siriaca católica de Bagdad el 31 de octubre de 2010, en el que murieron 44 fieles, dos sacerdotes y siete miembros de las fuerzas de seguridad.

Cuando fue arrestado en noviembre con otros 11 presuntos miembros de Al-Qaida, las autoridades afirmaron que era el jefe para Bagdad del Estado islámico en Irak, una rama local de Al-Qaida. Durante su interrogatorio, poco después de medianoche, Bataui consiguió apoderarse del arma de un teniente al que mató antes de tomar rehenes y liberar a nueve presos, todos miembros de la célula desmantelada en noviembre, ha asegurado el responsable del contraterrorismo.

El grupo se dirigió luego hacia la oficina del general Saleh, al que mataron de un balazo en la cabeza. Luego los amotinados se apoderaron de otras armas y de granadas. Cinco de los detenidos trataron de huir luego en un automóvil policial, pero miembros de las fuerzas especiales que llegaron como refuerzo los mataron. Los otros cinco se atrincheraron en la prisión hasta la muerte del último de ellos, hacia las 2:30 de la madrugada española.

Acusado de varios atentados

"La célula desmantelada en noviembre estaba acusada de numerosas operaciones terroristas, no sólo de aquella contra la catedral", dijo el responsable. "Muchas investigaciones al respecto estaban en curso y por eso estaban detenidos en la unidad antiterrorista".

En el centro de detención había 220 prisioneros, entre los cuales 38 presuntos miembros de Al-Qaida. Un responsable del ministerio del Interior dio cuenta de cinco muertos, entre los cuales cuatro policías y Hutahifa Al Bataui, y de seis heridos, entre ellos cinco policías y un insurgente.

Después de la muerte de Osama Bin Laden, las medidas de seguridad fueron reforzadas en Irak, donde Al-Qaida sigue teniendo la capacidad de efectuar operaciones sangrientas, a pesar de las derrotas sufridas por la organización en los últimos años. Las diversas organizaciones islamistas también son sospechosas del atentado suicida con coche bomba del jueves contra un puesto policial en Hilla, en el que murieron 24 policías.