El ídolo adolescente Justin Bieber, a su llegada a la presentación de su película 'Never Say Never'. / Efe
MÚSICA

Pasión 'bieberiana'

"No quiero ser un artista de diez minutos de fama", asegura Bieber en una tensa rueda de prensa

MADRID Actualizado: Guardar
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Justin Bieber ha conseguido no dejar indiferente a nadie. Ha logrado algo que no se veía desde hace muchos años en los alrededores del Palacio de los Deportes: fans acampadas diez días antes de su primer concierto en España dentro de la gira mundial para promocionar sus dos discos ('My World' y 'My World 2.0'). Y si los afortunados asistentes a los conciertos de Madrid y Barcelona quieren una nueva ración de Justin Bieber, el viernes se estrena en España 'Never Say Never', el documental que narra el camino que ha recorrido el joven canadiense, criado solo por su madre en un pueblo cercano a Toronto, hasta llenar el Madison Square Garden neoyorquino. Y en 3D.

Un éxito que se debió sobre todo a la red. La madre de Bieber colgó los vídeos de su pequeño genio (con 17 años toca batería, guitarra, trompeta y piano y canta) en YouTube y un mánager de Atlanta, Scooter Braun, lo descubrió. De allí al estrellato, a cantar con Usher, Jaden Smith o Miley Cyrus, vender cien millones de discos, ganar un montón de dinero, tener una vida itinerante y convertirse en el artista del año en los American Music Awards.

"Echo de menos cosas normales, como quedar con mis amigos o estar en casa sin hacer nada", comentó antes del concierto que encandiló a miles de fans y donde cantó sus archiconocidos 'One time' y 'Baby'.

Redes sociales

Bieber tiene claro que sus millones de seguidores se los debe a las redes sociales. "No estaría aquí si no fuera por internet. Yo no mandaba maquetas a las grandes discográficas, sino que colgaba vídeos en Internet", apuntó Bieber, que escondió su famoso flequillo en una capucha y logró enfadar a la prensa española al presentarse con una hora de retraso a la rueda de prensa. El documental incide, por ejemplo, en la importancia que tiene Twitter en su vida. Tiene 8,6 millones de seguidores en su cuenta, solo superado por Lady Gaga. Y cada vez que utiliza los famosos 140 caracteres, las fans se vuelven locas y el canadiense recibe miles de mensajes de ánimo, apoyo y cariño. "Mi historia y la de la película traen esperanza a la gente y eso me parece importante. Es importante tener una meta y esforzarte para conseguirla", indicó el cantante, que ya ha recaudado 60 millones en todo el mundo.

Sobre el futuro, Bieber está preparando su tercer disco, con letras ya coescritas en que cuenta las vivencias normales de un chico de 17 años con "amigos y chicas". Además para el futuro espera " crear una vida cómoda para mis hijos, quiero tener una buena familia y una carrera larga y exitosa". "No quiero ser un artista de diez minutos de fama", argumentó. También tiene claro que cometerá errores como otras estrellas jóvenes. "Pero estoy rodeado de gente valiosa. Además, intentó acostarme todos los días sabiendo que he sido buena persona", matizó.

Legión de fans

Los nervios estaban a flor de piel por culpa de Justin Bieber, el pequeño canadiense adolescente que tiene locas a las quinceañeras de medio mundo. Sus fans no esperaban el momento en que las puertas del Palacio de los Deportes de Madrid se abrieran para asistir al primer concierto de la joven estrella en España.

Miraban el reloj de forma constante mientras no paraban de hablar, cantar y gritar '`ya falta menos!' cuando veían que las manecillas del reloj se acercaban a la hora H. Todas ellas habían tuneado sus camisetas con corazones y declaraciones de amor eterno hacia Bieber. "Es tan guapo ", suspiraba Laura, madrileña que se pasó 19 horas a las puertas del recinto deportivo.

Comenzó su vigilia en la noche del lunes, cuando con unas amigas cogió sitio. "Dormimos al raso, solo con los sacos. No nos han dejado poner tiendas de campaña", comentaba la joven, con un corazón estampado en su camiseta blanca. ¿El destinatario? Se lo pueden imaginar. Sus amigas, más reticentes en hablar, optaron por vestir de morado, el color de Justin que predominaba en las organizadas filas de espera. Y todas adornaron piernas y brazos con tatuajes improvisados con las letras de las canciones del jovencito canadiense y con proclamas amorosas para el artista. "Yo le voy a besar", afirmaba Marta, pegada a su inseparable Patricia. Ambas se han saltado las clases para acudir a la cita. "Me voy a poner un pintalabios especial para que me bese", aseguraba con total convicción y a pesar de que cerca de doce mil 'beliebers' ('creyentes' en inglés, pero cambiando la 'v' de believers por la 'b' del ídolo) opinaban lo mismo.