DESPEDIDA

Albert Soler sustituye a Lissavetzky como nuevo jefe del Deporte español

El secretario de Estado para el Deporte se despide con otro guiño a su política de “tolerancia cero contra el dopaje”, ya que el CSD recurrirá la absolución de Bezabeh

MADRID Actualizado: Guardar
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Se deshojó la margarita y a última hora de este jueves trascendió que el catalán Albert Soler, actual director general de Deportes del CSD y brazo derecho de Jaime Lissavetzky, será el nuevo secretario de Estado para el Deporte. De esta forma, se descarta el nombre que en las últimas horas había sonado con más fuerza para ocupar el cargo, el del secretario general de Turismo y Comercio Exterior, Joan Mesquida.

Albert Soler Sicilia es licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte por el INEF de Barcelona y exjugador de waterpolo en el club Mediterrani. Entre los años 1999 y 2008 ocupó los cargos de director de Deportes de la Ciudad Condal, director gerente del Instituto Barcelona Esports y director del Plan Estratégico del Deporte de Barcelona.

Representaba la opción continuista para un puesto que requiere en estos momentos conocimiento de los casos más polémicos que están sobre la mesa del CSD, en especial las tramas de dopaje relacionadas con operaciones Puerto y Galgo, pendientes de resolución. Lissavetzky recomendó su nombramiento a Rodríguez Zapatero, y reiteró, en el acto de su despedida, que confiaba que su opinión se tuviera en cuenta.

Adiós a siete años como jefe del Deporte español

Jaime Lissavetzky quiso despedirse este jueves de sus siete años como secretario de Estado para el Deporte con especial énfasis en la política de “tolerancia cero” contra el dopaje que pregonó desde su aterrizaje al frente del deporte español y que, con más o menos acierto, se puso en práctica con las operaciones ‘Puerto’, ‘Grial’ y ‘Galgo’.

En la hora de su adiós, ya que este viernes será cesado de su actual cargo por el Consejo de Ministros para centrarse en su candidatura socialista a la Alcaldía de Madrid, anunció que el CSD recurrirá la decisión del Comité de Competición de la Federación Española de Atletismo de permitir volver a correr al atleta de origen etíope Alemayehu Bezabeh, presuntamente implicado en la última trama de dopaje desarticulada por las Fuerzas de Seguridad del Estado. Lissavetzky, protagonista en imágenes de la edad de oro del deporte español, ya que siempre aparecerá fotografiado cerca de la Eurocopa y el Mundial conquistados por la selección española o a los sublimes momentos de Rafa Nadal en Wimbledon y Roland Garros, mostró su sorpresa por la exculpación del campeón de Europa de cross.

“Lo respeto y estoy convencido de que la federación actuó de forma adecuada, pero tengo derecho a mostrar mi discrepancia, y la recomendación que daré a mi sucesor será que recurra”, comentó. El número dos de Rodríguez Zapatero en materia deportiva, ya que el propio jefe del Ejecutivo se autoproclamó ministro de Deportes de facto, recordó que existe una “confesión del propio Bezabeh en la federación”. Una declaración que motivó que el organismo presidido por José María Odriozola ni siquiera le incluyese en la solicitud de la beca ADO, a diferencia de otros supuestos implicados.

“El CSD no debe quedarse cruzado de brazos. Sería entendible jurídicamente, pero no parece muy comprensible y, además, existe malestar entre un determinado grupo de atletas”, concluyó Lissavetzy en un reconocimiento tácito de la enorme grieta abierta en el atletismo español a raíz del último escándalo que afectó también a Marta Domínguez, la última gran heroína del deporte patrio.

Aviso a los clubes

Tras declarar que se marcha feliz y con la satisfacción por el deber cumplido en una etapa apasionante de su trayectoria política, mostró su satisfacción por la decisión de la jueza Purificación Pujol que permitió que esta jornada haya fútbol profesional. Admitió Lissavetzky que si la Justicia hubiera admitido el cierre patronal, no sabría lo que hubiera ocurrido al final en la asamblea extraordinaria convocada por la Liga. Fuentes de su entorno creen que quizá el propio fútbol hubiera dado marcha atrás en lo que se consideraba una huida hacia adelante.

“Me satisface que este fin de semana haya fútbol después de resolverse una situación difícil. Me alegra que haya fútbol en cerrado y en abierto y he de agradecer a la Liga y a su presidente, José Luis Astiazarán, el hecho de que hubiera aceptado la petición que le hice el lunes, antes de saber la decisión de la jueza, para que se convocara esa asamblea en fecha límite”, explicó Lissavetzky. Dicho lo cual, lanzó un aviso para que el fútbol solucione pronto sus problemas y no requiera la intervención de los tribunales. “En estos años he intentado ayudar a la Liga y a los clubes, pero no podemos seguir resolviendo los problemas en los juzgados. Pido profesionalidad, cordura y sensatez a todos y también a quien me sustituye”.

Lissavetzky abogó por “repensar” el deporte profesional y recordó que tenía la intención de haber presentado una ley sobre esta materia que contemplaba la creación de un órgano regulador para controlar la grave situación económica de los clubes y sociedades. Esta norma se le queda en el tintero, en un simple borrador. “Tenemos una ley en el cajón, pero hace falta un consenso grande. El borrador está ahí, pero ha habido reticencias por parte del fútbol profesional y espero que mi sucesor lo presente porque creo que es muy importante contar con un mecanismo para acometer una reforma necesaria”, subrayó en el día de un balance de sobra conocido. A partir de hora, acomete su reto complicado: derrotar a Alberto Ruiz-Gallardón en los comicios municipales.