Zonas afectadas por la radiación de Japón. / Gráfico: Noelia Moreno
Alerta radiactiva en fukushima

El Gobierno de Japón no se atreve todavía a hablar de mejoría en Fukushima

Son ya cuatro los reactores de la planta a los que llega electricidad, con lo que podrán agilizarse las tareas de refrigerado

TOKIO Actualizado: Guardar
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La esperanza de devolver la electricidad a la planta de energía atómica de Fukushima, epicentro de la crisis nuclear de Japón, se ha mezclado hoy con la preocupación por la radiactividad detectada en las aguas costeras de la zona. Por eso el ministro de Economía, Comercio e Industria de Japón, Banri Kaieda, ha indicado que todavía es pronto para determinar si el trabajo desarrollado por los equipos de emergencia en la central nuclear de Fukushima-1 va por el buen camino, según informa la agencia de noticias Kiodo.

Los esfuerzos por controlar los seis reactores de Fukushima han dado un paso adelante al concluir con éxito las operaciones para conectar todos ellos a fuentes externas de energía. Aunque los cables ya están tendidos, reactivar el suministro eléctrico puede llevar uno o varios días, puesto que antes hay que revisar el estado de todos los instrumentos y motores para evitar un cortocircuito que complicaría aún más las labores de los operarios.

Éstos trabajan en situaciones extremas, rodeados de elevados niveles de radiactividad, a menudo a ciegas y en un panorama de tres unidades (la 1, la 2 y la 3) destruidas por explosiones de hidrógeno y una cuarta (la 4) a causa de un incendio. Según la televisión pública NHK, que cita a un portavoz de la Agencia para la Seguridad Nuclear, la electricidad en los reactores 1 y 2 podría reactivarse mañana y la de las unidades 3 y 4 un día después. Empleados de Tokyo Electric Power (TEPCO), la operadora de la central, junto con militares y equipos de bomberos desplazados desde Tokio y Osaka se esfuerzan desde hace once días por evitar que la temperatura del combustible nuclear se dispare y emita elevadas cantidades de radiactividad.

Camiones de bomberos han retomado hoy el vertido de agua en el reactor número 3, al tiempo que un vehículo especial utilizado normalmente para bombear cemento se ha centrado en la unidad 4, donde preocupa la piscina de almacenamiento, que guarda una gran cantidad de combustible nuclear utilizado.

Análisis en las aguas niponas

Mientras se trata de controlar la planta nuclear, operativa desde 1971, las autoridades vigilan los niveles de radiación en la zona. Según el Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA), en la localidad de Namie, a 20 kilómetros de la planta, el nivel de radiactividad ha llegado a ser 1.600 veces mayor de lo habitual, hasta los 161 microsievert por hora.

En los lugares más alejados, como las provincias de Saitama, Chiba, Kanagawa y la propia capital, Tokio, las mediciones del Gobierno nipón, la OIEA, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y expertos estadounidenses indican que los niveles de radiación están muy por debajo de ser peligrosos para la salud.

Las mediciones del Gobierno japonés se han extendido a los alimentos de la zona, tras detectarse ayer contaminación por radiactividad en leche, espinacas y 'kakina', un tipo de verdura local, lo que obligó a prohibir su distribución.

La inquietud por el alcance de la contaminación ha aumentado al confirmarse hoy que las zonas marinas próximas a la central nuclear también muestran niveles de radiactividad por encima de lo normal. Según TEPCO, una muestra de agua marina recogida este lunes en un radio de 15 kilómetros de la central reveló un nivel de yodo radiactivo I-131 más de 126 superior al límite legal. El nivel se había reducido en esa misma área a primera hora de hoy martes hasta ser 30 veces superior al límite, ha indicado TEPCO.

El Gobierno japonés ha señalado que aún es pronto para saber si los productos pesqueros de la zona están contaminados y ha asegurado que pronto se realizarán análisis para evaluar el impacto de la radiactividad en el mar. También ha apuntado a que en la actualidad en el mercado no hay productos pesqueros procedentes de Fukushima, al tiempo que ha instado a las vecinas provincias de Ibaraki y Chiba a estrechar los controles en este sector.