alerta radiactiva

Fukushima, una ciudad fantasma

El aeropuerto se convierte en una vía de escape, aunque haya que esperar horas, incluso días, para conseguir el vuelo que les aleje del horror

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La vida parece haber desaparecido en Fukushima. Tiendas cerradas, calles desiertas y semáforos que dan paso a ningún coche. Ciudad fantasma por fuera, pero no por dentro. La actividad en los centros de ayuda no cesa: distribuyen comida, organizan los rescates y acumulan lo necesario para enfrentarse a lo peor. No tranquilizan los 70 kilómetros que les separan de la central nuclear, más aún cuando anoche se amplió el perímetro de seguridad de 20 a 30 kilómetros y cuando los controles se trasladan a la calle para comprobar la llegada de la radiación. Ya son más de 200.000 personas las que han trasladado sus vidas a los gimnasios de los de los colegios de Soma o Tamura.