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El Atlético gana fiel a su estilo

Los rojiblancos se impusieron por la mínima al Zaragoza pero sufrieron con diez hombres por la expulsión de Reyes

MADRID Actualizado: Guardar
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El Atlético ganó fiel a su estilo, es decir, sufriendo tras complicarse la vida. Los rojiblancos realizaron una encomiable primera mitad ante un Zaragoza conservador e inofensivo que seguirá como colista, pero unos nefastos segundos 45 minutos unido a la autoexpulsión de Reyes, permitieron a los maños soñar con un empate.

Los últimos dos tropiezos ante Barça y Valencia obligaba a los rojiblancos a sumar los tres puntos para no descolgarse de la cabeza de la tabla. Quique dejó al ‘Kun’ en el banquillo para no forzar al argentino tras la mala experiencia del choque ante los culés. Además, fue un ejemplo de la confianza del técnico madrileño en Diego Costa. También fue el día en que Filipe Luis volvió a sentirse futbolista. El lateral brasileño debutó con los rojiblancos y cuajó un gran partido. Suya fue la jugada del gol. Además, se incorporó al ataque constantemente y en defensa fue un muro.

El Atlético monopolizó el balón desde el comienzo. El Zaragoza, falto de confianza por los malos resultados cosechados, se metió demasiado atrás y renunció al fútbol en una actitud raquítica. Así las cosas, los locales merodearon el área de Leo Franco, aunque sólo con tiros lejanos. El meta argentino, ex del Atlético, se retiró lesionado a los 25 minutos. Era un mal presagio para los maños. Los ‘colchoneros’ aumentaron la intensidad a medida que Reyes participaba en el juego. El sevillano, pletórico un día más, hizo lo que quiso por su banda. Muy vertical, veloz como un rayo, mareó a Obradovic y fue un peligro constante. Nada hacía prever que el utrerano perdería la cabeza más adelane.

Cambio de cara tras el descanso

Pero el gol madrileño llegó por la otra banda. Gran internada de Filipe Luis, que recordó al futbolista explosivo del Deportivo, con fuerza, decisión y precisión en el centro para que Diego Costa sólo tuviera que empujar la pelota. Las dos apuestas de Quique se asociaron para devolverle la confianza. El tanto dio alas a los locales y hundió más a los aragoneses. Marco Pérez no vio una pelota, Lafita y Ander no aparecieron y sólo Gabi intentaba organizar a los suyos. En esos momentos de felicidad del Calderón, Diego Costa tuvo el segundo, pero Doblas lo impidió.

El descanso sentó mal a los rojiblancos que mostraron su peor cara. Se olvidaron del balón y dieron oxígeno al Zaragoza que dio entrada a otro conocido del Manzanares, Sinama-Pongolle. Y entonces apareció el colegiado Muñíz Fernández para animar la fiesta al señalar una inexistente cesión de Tiago en el área pequeña. El barullo se saldó con amarillas para De Gea y Domínguez y un tiro de Sinama contra la barrera. Reyes, muy encendido, se autoexpulsó con un manotazo tan pueril como innecesario a Contini. Al Atlético le quedaban 20 minutos de sufrimiento. Gabi, el mejor de los maños, lo probó con un par de tiros que De Gea atajó. El Zaragoza lo intentó a la heroica y dejó espacios atrás, pero ni Simao ni el ‘Kun’, que sustituyó a un desafortunado Forlán, lo aprovecharon. Pero los maños, con menos pólvora aún, fueron incapaces de crear más peligro.