choques étnicos

La presidenta interina de Kirguistán advierte de que la cifra real de muertos podría ser diez veces mayor que la oficial

La “número uno” del Gobierno provisional ya dijo el pasado martes que se están contabilizando menos fallecidos de los habidos

MOSCÚ Actualizado: Guardar
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La ola de odio interétnico que se desató en el sur de Kirguistán el pasado día 10 ha causado, según el último balance, 192 muertos y unos 2.000 heridos. Sin embargo, la jefa del Gobierno interino, Rosa Otunbáyeva, cree que el número real de víctimas mortales es 10 veces superior. “La cifra que se está dando oficialmente habría que multiplicarla por diez”, ha afirmado en declaraciones al diario ruso “Kommersant”.

La “número uno” del Gobierno provisional instalado en Kirguistán, tras el derrocamiento en abril del presidente Kurmanbek Bakíev, ya dijo el pasado martes que se están contabilizando menos fallecidos de los habidos y explicó que ello de debe a que los uzbecos, al ser musulmanes, entierran de inmediato a sus difuntos. “Parece que les dieron sepultura sin llevarlos antes al hospital para certificar la defunción”, manifestó.

Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS), en boca de uno de sus representantes, y la portavoz de la UNICEF, Christiane Berthiaume, coincidieron en señalar que la violencia en Kirguistán ha podido afectar a un millón de personas y con ése cálculo se están haciendo las previsiones de ayuda humanitaria, que llega ya desde hace días, pero de forma insuficiente.

El subsecretario de Estado norteamericano para Asia Central, Robert Blake, se encuentra de gira por la zona y ha visitado hoy en la localidad uzbeca de Andizhán a los refugiados huidos de Kirguistán, cuyo número total se calcula en 100.000 personas. Según la ONU, habría además otros 300.000 desplazados internos.

«Investigación independiente»

Blake ha pedido una “investigación independiente” de lo sucedido a fin de depurar responsabilidades. El subsecretario de Estado se trasladará también a las dos ciudades escenario de los enfrentamientos, Osh y Jalalabad, así como a Bishkek, la capital kirguís.

Otunbáyeva ha estado esta mañana precisamente en Osh, el 70% de cuyos edificios han sufrido algún tipo de desperfecto, incendios en su mayoría. La primera ministra ha prometido que los daños serán reparados lo antes posible. La villa sureña se encuentra desde el jueves bajo el control de las fuerzas de seguridad. Sin embargo, según sus habitantes, a veces se siguen oyendo disparos.

Prueba de que la situación es todavía muy tensa lo constituye el secuestro de un cirujano de un centro sanitario de Osh. Probablemente se trate de alborotadores que intentan curar a sus compañeros heridos. Acudir a un hospital les obligaría a dar explicaciones a la Policía sobre el origen de las lesiones.

En una entrevista publicada por el “The Wall Street Journal”, el presidente ruso, Dmitri Medvédev, advierte que, si la situación empeora en Kirguistán, existe el riesgo de que se instale en el país un régimen radical similar al de los talibanes en Afganistán. Diversos especialistas han expresado el temor de que, aprovechando la debilidad del Gobierno kirguís y el malestar general de la población, extremistas islámicos procedentes de Afganistán intenten un golpe de mano.