semana santa cádiz

Del capirote de cartón al de rejilla

La evolución de esta parte fundamental de las túnicas, a través de un taller histórico

a. mendoza
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Elegir un buen capirote es fundamental para el penitente. Quienes han salido alguna vez en una procesión saben que si el capirote no se ajusta a la medida o si pesa en exceso se puede pasar un mal rato. A lo largo de las décadas el capirote ha sufrido una importante evolución para otorgar mayor comodidad a los penitentes.

En Cádiz, el taller de Pablo Hernández lleva alrededor de 65 años elaborando capirotes en Cuaresma. El paso del tiempo les ha dado un conocimiento y una técnica difícilmente superable en la ciudad. Pablo ha tomado las riendas de una actividad que comenzó su bisabuelo Antonio recién llegado de Sevilla. Cuatro generaciones han sido creadores y a la vez testigos de las novedades en torno al capirote.

En los primeros tiempos se hacían de cartón normal e iban cosidos a lo largo con cuerda. Posteriormente se perfeccionó la técnica y empezaron a hacerlos con cartón pero en vez de coserlos a mano se grapaban verticalmente lo que le daba más seguridad y también hacía más rápido el proceso. Hace unos cincuenta años, el abuelo de Pablo inventa unos nuevos capirotes. Son los llamados de forro y badana. En el borde interior sobre el que apoya la cabeza esta piel resulta más cómoda y protege del calor.

Pero el modelo más novedoso llega hace unos seis años. Es el capirote de rejilla. Este tipo de capirotes se hacía en Sevilla. Pablo decidió entonces tomar el de allí como referencia y estudiar bien el modelo para trabajarlo. «Comprobamos entonces que el de rejilla requería una elaboración mucho más compleja y entonces desistimos. Sin embargo, empezamos a tener demanda de este tipo de capirote así que nos pusimos a hacerlos». El capirote de rejilla es sin duda mucho mejor porque transpira, es más ligero de peso y lleva además un belcro por detrás a todo el largo que permite ajustarlo más o menos al contorno de la cabeza. Para el capirote de rejilla es necesario hacer primero una plantilla de cartón para darle la forma y además luego hay que coserlo a máquina por lo que el proceso de elaboración es más lento. «Mientras haces uno de rejilla puedes realizar cinco de los otros».

Pese a estos beneficios de la rejilla, los capirotes más demandados en Cádiz son los más tradicionales: el de cartón y el de forro y badana. No obstante, en el taller de Pablo Hernández han notado que con el paso de los años ha descendido bastante la demanda. En este sentido, Pablo explica que «hay más sitios en los que se hacen capirotes. Antes las cofradías también encargaban muchos pero ahora lo hacen por internet con lo que hay un riesgo enorme porque si la medida no es la correcta el capirote no sirve». Cuando las cofradías empiezan a repartir las túnicas comienzan lo días de actividad para Pablo. «Son unos veinte días en los que hay que hacer los capirotes pero siempre varía mucho la demanda y no podemos tenerlo hechos porque lo fundamental es tomar bien la medida de la cabeza y el alto del antifaz. Por eso siempre pido el antifaz porque tiene que ajustarse muy bien y si te equivocas hay que tirarlo porque es muy complicado encontrar dos medidas iguales».

Pablo Hernández no oculta su deseo de seguir innovando para ofrecer siempre lo mejor. Su próximo objetivo será estudiar un modelo de capirotes hinchables que ha producido una empresa cordobesa. «Iré a probarlo a ver qué tal, cómo funciona. Siempre hay que estar atento a todas las novedades».

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