Padres e hijos putativos

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Posiblemente seguiríamos la única y primera vía, la de Santiago a través la de las estrellas, sí los españoles hubiésemos encontrado la senda de la razón y del sentido común como bandera de la Transición. Qué duda cabe que parte de los males actuales son achacables a los llamados padres de la Constitución. Quizás no entendieron las llamadas incesantes de Ortega, para conllevar el problema con Cataluña. Así desde la época de Suarez se entregó a los nacionalistas la educación y junto a ello el control de los medios de comunicación, cuando ciertas autonomías políticas tomaban los derroteros de auténticos regímenes. Es lo ocurrido desde el principio al nordeste del Ebro. Cuando quien abandera un territorio con tanto personalismo como lo hizo el molt honorable, el mayor de los sinvergüenzas, la política desarrollada pierde toda su legitimidad. No más legítimo es el que tira la piedra y esconde la mano cuando alude en sede parlamentaria al 3%. Muy catalán y socialista, pero agallas de ningún tipo para haber destapado el caso. Al final llegó a pedirles perdón, alucinante. Y ahora llega el hijo por partida doble. Hijo de su padre biológico, evasor fiscal con dinero no declarado en Liechtenstein y por cierto, heredero de una parte de la herencia que se encontraba en ese paraíso fiscal e hijo de su padre político, evasor fiscal también. Éste hijo también de evasor. El hijo de sus respectivos padres, alude al ámbito privado las cuestiones de corrupción. Este último, antes de honorable fue Consejero de Hacienda de la Generalidad, mientras uno de sus padres seguía delinquiendo de manera continuada, su padre político, y al unísono heredaba junto a su madre y hermanos de su padre biológico, dinero depositado en el Banco LGT de Liechtenstein. Curiosamente, Mas aseguró entonces que no tenía conocimiento de esa presunta evasión fiscal, ni de que su nombre constara como uno de los beneficiarios del fondo evadido al fisco. Observo que los tres presidentes aludidos, además de catalanes, nacionalistas y secesionistas, son desmemoriados. A lo mejor es parte del ADN catalán.

Y entre tanto, ciertos intelectuales catalanes abogan por la tercera vía. ¿Y qué es lo que dicen? Resolver de manera favorable para Cataluña el tema fiscal y que la lengua, cultura, justicia, economía y otras competencias de manera indeterminada fueran exclusivas de Cataluña. Pues yo desde aquí solicito la cuarta vía, que debidamente debatida y refrendada por todo el pueblo español, limiten el llamado Estado de las autonomías, para hacer un país racional y sostenible.

Artur y Jordi, hijo y padre putativos respectivamente, hijos ambos de evasores, que no vengan a tocarnos la masa testicular a todos los españoles.