La deflación está en la industria

El presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, volvió a rechazar el pasado jueves que la eurozona se enfrente al riesgo de un periodo de deflación a la japonesa, aunque sí prevé un periodo prolongado de baja inflación. A pesar de que 'Supermario' insistiera en que «no se han incrementado los riesgos de deflación», la preocupación aumenta en todos los bancos centrales que apoyan unanimemente la adopción de «herramientas no convencionales» cuando llegue el momento. Mientras, en España, la deflación está en la industria.

El Índice de Precios Industriales registró una caída del 3,3% en el mes de febrero, según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística. Eso supone un punto porcentual más de descenso que lo registrado en enero, debido tanto al descenso de los precios de importación como de exportación, ya que en ambos casos se agravó el hundimiento entre un punto porcentual y nueve décimas, respectivamente.

La devaluación interna que se está produciendo para competir en el exterior ha llevado a que los precios de exportación de los productos industriales lleven doce meses consecutivos cayendo. En febrero, la tasa anual se situó en -4,4%, una caída nueve décimas superior a la que registraba un mes antes. Desde marzo de 2013, cuando los precios de exportación bajaron un 0,6%, el descenso no ha dejado de agravarse, con una leve mejoría a finales del año pasado, pero siempre con tasas negativas. Por sectores, es la energía la que más ha caído (un 37% en tasa interanual) por el descenso de los precios de producción, transporte y distribución de energía eléctrica en un 16,2% en tasa anual, que es la más baja desde enero de 2006. Bajó, pero menos, el refino de petróleo.

También los bienes de consumo no duradero han registrado un descenso del 1,8% por la reducción de precios a la exportación de aceite, procesado y conservación de frutas y hortalizas y productos cárnicos. Igualmente, los bienes intermedios bajan un 2,8%, su menor valor desde noviembre de 2009. En este campo destacan la bajada de precios en los productos de hierro, acero y ferroaleaciones así como la producción de metales preciosos y otros metales no férreos.

Tener los precios controlados es positivo para cualquier economía, pero si se cae en la deflación se deprime el consumo y el empleo. En la actualidad, más que por la ganancia de eficiencia los precios están cayendo porque el consumo se ha hundido por el aumento del paro, la inseguridad laboral y los recortes salariales. Las empresas intenta vender más siendo más competitivas al recortar precios. Si logran aumentar ingresos lo suficiente para alcanzar la rentabilidad necesaria han alcanzado el objetivo, pero si las ventas no crecen o el precio no compensa los costes y proporciona un margen de rentabilidad, la compañía recortará empleo o bajará sueldos, con lo que la deflación acabará en una depresión económica. Además, cuando se entra en una espiral deflacionista, los consumidores retrasan la decisión de compra esperando que sigan bajando los precios, que es lo que está pasando con el sector inmobiliario.